EDITORIAL
Una idea descabellada debería considerarse la que señala la privatización del Instituto Oncológico Dominicano, por considerarse que la misma atentaría contra el único instrumento con que cuenta la ciudadanía como asistencia médica, sobre todo de aquella que no tiene ningún recurso económico, que de hecho ya es bastante costosa.
La clase desposeída está abandonada a su suerte, que de hecho no posé nada, sin embargo algún desaprensivo político o funcionario gubernamental ya le echó la vista a la única institución del país a la que tiene acceso (El Hospital Oncológico) para poder mal atender este mal considerado incurable.
Al parecer a los ricos no les importa que el pobre no tiene seguro médico, porque de hecho tampoco tiene dinero para pagarlo, entonces de donde y a quién se le ocurre tal idea?
En la República Dominicana donde el sistema de salud luego de su privatización se convirtió en uno de los más caros del mundo.
Se debe recordar que la clase desposeída ante de la implementación del sistema de salud tenía hospitalización y medicina gratis en todo el país, hoy nadie se escapa al maleficio y a la condena que estos fueron empujados, en el cual aquellos que poseen seguros médicos deben también pagar para poder ser atendidos en cualquier hospital público.
Será que esto forma parte del nuevo orden mundial, con la finalidad de acabar con la pobreza en el país, eliminando a la clase pobre.
A eso habría que agregar la intención de privatizar el metro, la OMSA, y el teleférico, ¿Es este el cambio que ofreció el presidente de la república Lic. Luís Abinader y su Partido Revolucionario Moderno (PRM)?,
Se debe señalar que el pueblo dominicano esperaba otra cosa cuando le hablaron de que votara por el cambio, porque de hecho en este país la clase más humilde está condenada a muerte.
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