Lo que sabemos del plan de la UE para repeler a Rusia tras el fin de la guerra
Varios países, como Canadá, Dinamarca y Suecia, han mostrado su disposición a unirse a una coalición para enviar tropas, pero Alemania, Italia y España se oponen a participar con soldados
Reino Unido y Francia lideran la creación de una coalición de países en condiciones de ayudar a Ucrania con el envío de una fuerza militar multinacional para garantizar la seguridad tras un posible alto el fuego con Rusia. La iniciativa, anunciada por el primer ministro británico Keir Starmer, busca consolidar una respuesta europea a las negociaciones que la administración de Donald Trump mantiene con Vladimir Putin.
Se conoce muy poco de este plan, pero ha trascendido que habría un despliegue de hasta 30.000 soldados europeos y canadienses para proteger infraestructuras clave, entrenar al ejército ucraniano y patrullar el Mar Negro. Para ello se podrían utilizar aviones F-35 y Eurofighter Typhoon, según informa el diario The Telegraph. La coalición aspira a disuadir cualquier intento ruso de reanudar las hostilidades, fortaleciendo las capacidades defensivas de Ucrania.
Varios países, como Canadá, Dinamarca y Suecia, han mostrado su disposición a unirse a la alianza, mientras que Alemania, Italia y España mantienen su oposición. Estados Unidos, aunque crucial para la logística y la inteligencia, aún no ha garantizado su apoyo a este plan, que será presentado por Europa en Washington durante las próximas semanas. Trump ha dicho que EEUU no va a enviar un solo soldado a Ucrania en una futura operación de mantenimiento de la paz, por lo que todo el peso deberá recaer en los gobiernos europeos.
Esta iniciativa fue discutida durante la cumbre de este fin de semana en Londres, donde 19 líderes internacionales analizaron los próximos pasos para garantizar la estabilidad en Ucrania. La hoja de ruta europea, que se está elaborando en paralelo a las negociaciones entre Trump y el presidente ruso, Vladimir Putin, deja para Kiev un papel clave en la vigilancia de una posible zona de amortiguación de 1.230 kilómetros de largo entre su territorio y las áreas ocupadas por las fuerzas rusas, según los datos filtrados por el medio británico.
Mientras tanto, la coalición europea se encargaría de fortalecer las capacidades defensivas de Ucrania, convirtiéndola en un «puercoespín con púas de acero», según la descripción del ex primer ministro británico Boris Johnson. Este enfoque busca disuadir a Rusia de violar cualquier acuerdo de alto el fuego.
Aviones de combate como el F-35 y el Eurofighter Typhoon podrían desplegarse para misiones de vigilancia aérea, mientras que buques de guerra patrullarían el Mar Negro para evitar bloqueos rusos a las exportaciones e importaciones ucranianas.
A pesar de los esfuerzos europeos, la coalición dependerá en gran medida del apoyo logístico y de inteligencia de Estados Unidos. Washington tendría que facilitar el traslado de tropas y equipos militares hacia Ucrania, además de proporcionar acceso a satélites y aviones de vigilancia para monitorear las amenazas en el frente.
Sin embargo, Trump ha mostrado su reticencia a comprometerse con este despliegue, argumentando que no es necesario un respaldo militar adicional si se alcanza un acuerdo de paz con Putin. Esta postura ha generado preocupación entre los líderes europeos, quienes buscan una garantía de que Estados Unidos respondería con fuerza letal si las tropas europeas son atacadas por los ejércitos rusos.
La coalición enfrenta desafíos internos. Alemania, tradicionalmente cautelosa en su relación con Rusia, se ha mostrado reacia a apoyar el despliegue de tropas en Ucrania. El canciller saliente Olaf Scholz calificó las conversaciones sobre el plan como «completamente prematuras» y «altamente inapropiadas». Aunque su sucesor, Friedrich Merz, podría adoptar un enfoque más dinámico, no hay garantías de que Alemania supere sus reservas históricas.
Polonia, uno de los mayores compradores de armas estadounidenses en Europa, también ha declinado participar directamente en la misión, argumentando que sus fuerzas deben permanecer en el flanco oriental de la OTAN para disuadir un posible ataque ruso. Otros países como Italia, España y Portugal, también se han mostrado escépticos o abiertamente opuestos al plan.
¿Quién está dentro y quién fuera de la coalición?
Además del Reino Unido y Francia, Canadá, Dinamarca, Suecia, los Países Bajos y los estados bálticos han expresado su disposición a unirse a la coalición. Sin embargo, la participación de estas naciones dependerá de decisiones políticas internas y de la capacidad de superar sus propias limitaciones militares.
Por otro lado, aliados cercanos del Kremlin, como Hungría y Eslovaquia, se han negado a enviar tropas, alegando temor a provocar a Rusia. Esta división dentro de Europa complica la formación de una coalición sólida y unificada.
Ucrania sigue dependiendo en gran medida del apoyo militar occidental. Según estimaciones, el 55% de las armas y materiales que utiliza provienen de su propia producción, mientras que el 25% llega desde Europa y solo el 20% desde Estados Unidos, si bien son los sistema de defensa americanos, como las plataformas Patriot y los sistemas HIMARS y ATACMS, los más eficaces para proteger al país. Una reducción en este apoyo, como la que Trump ha insinuado, podría tener consecuencias devastadoras para la capacidad de Ucrania para defenderse.
Tras la cumbre de Londres, el jefe de la OTAN, Mark Rutte, dijo que “más países europeos aumentarán el gasto en defensa”, pero no entró en detalles. Además, describió el aumento del gasto de defensa como una “muy buena noticia” y reiteró la necesidad de un “equilibrio más justo” con Estados Unidos.
Por su parte, el británico Starmer Starmer avanzó que los líderes europeos se volverán a reunir pronto: “Hoy nos encontramos en una encrucijada histórica. No es momento de seguir hablando, es hora de actuar, de dar un paso adelante y liderar. Y de unirnos en torno a un nuevo plan para una paz justa y duradera”.