lunes, 13 de mayo de 2019

Peña Gómez a 21 años de su muerte


Se nota a gran distancia el vacío dejado por el Dr. José Francisco Peña Gómez en su partido, el Revolucionario Dominicano (PRD) y en la sociedad nacional, su liderazgo no ha podido ser sustituido a 21 años de su muerte.
Peña Gómez, el más internacionalista de todos los líderes Latinoamericanos, y el único en su clase de su país, la República Dominicana, quien supo mantener con honor y decoro hasta la hora de su muerte un 10 de Mayo, que aunque todos sabían que llegaría, nadie lo presentía o lo veían venir, o mejor dicho nadie quería aceptar su muerte.
Y es que el gran líder de masas dominicano tenía un encanto para aglutinar a cuanto fuese posible, ya que a pesar de ser un hombre de color, era seguido por los más grandes líderes de su país y del mundo, ampliamente conocido por su labor social y por su participación en la Internacional Socialista, del cual se desempeñó como vicepresidente mundial, y presidente para América Latina y El Caribe.
Hombre honesto, que tuvo un papel estelar en la Revolución de Abril del año 1965, quien arengó a su pueblo a defender la bandera nacional, que es lo mismo que a su patria, como el mejor de todos los dominicanos.
El PRD con sus luces y virtudes ha sido el partido paridor de la mayor parte de las organizaciones políticas del país, uno de ellos, lo es el hoy partido gubernamental, y el mayor de la oposición, entre otras de menor significación, lo cierto es que casi todos los partidos políticos del país veneran la figura del Dr. José Francisco Peña Gómez, por haber sido el guía y timón del pensamiento revolucionario del país, propulsor de la democracia dominicana.
Hoy a 21 un años de su ida de este mundo terrenal, todos los sectores democráticos del país y parte del mundo le recuerdan como un gran símbolo nacional, admirado por su condición de líder internacional, odiado por los sectores más oscuros de su país, pero de inquebrantable moral y valentía, el cual su principal anhelo fue la implementación de un régimen basado en el Socialismo Democrático, que viniese a solucionar el problema básico de la clase más desposeída nacional, ya que él fue la voz de los sin voces, como una luz que resplandece al final del túnel.
Hoy, aunque todos los compañeros de su partido les recuerdan con amor y añoranza, y de otros partidos salidos de las entrañas perredeísta, enaltecido por la mayoría, y traicionado por muchos, que dicen siguen sus ideales, pero en realidad hacen todo lo contrario y lo han crucificado, convirtiéndole en ese Cristo Redentor, que no tendrá la oportunidad de renacer, porque al ver las acciones de muchos que de sus compañeros que dicen ser sus seguidores, se querrá poner en lo más profundo de la tierra, porque él solo quiso que reinase la democracia dentro y fuera de su partido, y sobre todo: en toda la faz de la tierra.

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