jueves, 22 de agosto de 2024

La economía de Rusia empieza a resquebrajarse: el doble golpe que amenaza el milagro de Putin

 

La resistencia de la economía de Rusia ha sido una auténtica sorpresa (o una pesadilla, según del lado que se mire) que pocos esperaban. Ni la guerra ni las sanciones parecen haber dañado por ahora de forma notable la economía del país más extenso del mundo. El PIB no solo está en niveles más elevados que antes de la guerra (febrero de 2022), sino que además ha mantenido un tono expansivo que ha roto todas las previsiones de bancos de inversión e instituciones internacionales, como el Fondo Monetario Internacional.

Los errores de cálculo se produjeron casi desde el principio: primero, la recesión fue peccata minuta respecto a lo que se esperaba (se hablaba de contracción del PIB de hasta el 10% y la caída final fue del 2%). Después, la recuperación fue y está siendo mucho más intensa de lo previsto. Sin embargo, el milagro ruso podría tener los días contados. Dos poderosos enemigos están haciendo su aparición al mismo tiempo: por un lado, la inflación. Por otro, Ucrania (que ya controla 1.200 kilómetros cuadrados de Rusia). Mientras tanto, el rublo cae con fuerza y la actividad económica empieza a desacelerarse.

El ‘milagro’ de la economía rusa era insostenible (el Banco Mundial la ha llegado a catalogar incluso como economía desarrollada). Gran parte del crecimiento del PIB ha estado basado (sigue estándolo) en la intensa producción de bienes destinados a la guerra, es decir, en la fabricación de armas, carros… que quedan contabilizados en el PIB y son útiles para luchar, pero no para mejorar (al menos en términos materiales) la vida de los rusos.

Además, este fuerte crecimiento del sector armamentístico, militar y sus ramas auxiliares ha detraído muchos recursos (que podía ser útiles para otros sectores) generando un espejismo en el mercado laboral (el paro está en mínimos porque los rusos o están luchando en el frente o haciendo armas) y en el PIB, donde la fabricación de un carro de combate tiene el mismo impacto que la producción de un coche civil. Por si fuera poco, buena parte de esta producción bélica se está financiando con dinero público (ya sea mediante la emisión de dinero nuevo del banco central y endeudamiento).

Ucrania entra en Rusia

Esto no va a mejorar, con la incursión de Ucrania en terreno ruso, Putin no tiene más remedio que seguir gastando dinero en defensa y lo que va a ser peor, Moscú tendrá que empezar a destinar parte de sus recursos a recomponer y reformar los destrozos que va a generar una guerra en su propio territorio, algo a lo que no se había enfrentado hasta a ahora. El avance de las tropas ucranianas en territorio ruso, haciéndose con una extensión mayor ya a la de la ciudad de Nueva York, altera claramente el escenario. Esta incursión es lo que los analistas del think tank Atlantic Council han calificado como la tercera gran «humillación» a Putin desde el inicio del conflicto (la primera sería la derrota en la batalla inicial por Kiev y la segunda la rebelión interna del cabecilla de las milicias de Wagner). La propia reacción de Moscú hace pensar a estos estrategas que «las repercusiones políticas prometen ser enormes».

Hasta ahora, la economía de Rusia ha crecido en términos estadísticos, pero los recursos destinados a la economía que conduce a la ‘prosperidad material’ (una sociedad que puede consumir más bienes y servicios en su conjunto) está sufriendo la falta de recursos, lo que se traduce en una fuerte inflación. Los últimos datos de PIB publicados por el instituto de estadística de Rusia destacan ya una desaceleración de la economía y una aceleración de la inflación.

El producto interior bruto (PIB) se moderó desde el 5,4% en el primer trimestre al 4% entre abril y junio, el resultado trimestral más bajo desde principios de 2023, pero aun así está claro que la economía sigue expandiéndose. A falta del desglose, los datos mensuales de actividad muestran que el crecimiento de la producción industrial se desaceleró de más del 6% interanual en el primer trimestre al 3,7% el último trimestre y que el crecimiento de las ventas minoristas se suavizó del 10,4% interanual a alrededor del 7%.

Fuente ELECONOMISTA.ES

No hay comentarios:

Publicar un comentario