lunes, 3 de enero de 2022

El próximo teléfono móvil leerá cerebros: Neuralink ya lo hace”

 

Jugar al Pong sin brazos

Veo un vídeo de The Wall Street Journal en el que Elon Musk anuncia que este año 2022 su empresa Neuralink ya implantará chips en cerebros humanos. Y que los primeros en beneficiarse del avance serán los tetrapléjicos y otras personas impedidas por lesiones en la médula espinal. Después, compruebo las afirmaciones del físico De Teresa en otro vídeo de Musk en el que un macaco practica un videojuego, el Pong, sin manos: solo con chips implantados en su cerebro y conectados a un ordenador. La voz en off del investigador explica que, del mismo modo que el simio puede jugar (mejor de lo que yo recuerdo haber jugado) solo con la mente, pronto habrá personas que podrán usar sus cerebros para realizar movimientos a voluntad sin el concurso de los brazos o las piernas que han perdido.
La neurociencia nació en España y ahora crece en California?
En 1906, Ramón y Cajal recibió el Nobel de Medicina por su descubrimiento de la neurociencia y también lo recibió Thomson por el del electrón y en Estocolmo se explicaron sus tesis…
¿Y qué se dirían hoy?
Trabajarían juntos, porque neurociencia y electrónica convergen en la neurotecnología, la tecnología de crecimiento exponencial que desborda la esencia de lo humano.
¿Cómo?
En 1984 de George Orwell se controla a las personas, pero los tiranos no pueden penetrar en el cerebro: hoy, ya podrían.
¿Qué es lo último en lectura neuronal?
Además de los electrodos, teníamos métodos menos invasivos, como la resonancia magnética funcional. Y Neuralink, de Elon Musk, está implantando microchips en cerebros animales que envían sus neuroseñales al ordenador o incluso a un móvil…
¿Pueden comunicar de mente a máquina?
Ya lo hacen los cobayas, pero pronto esperamos las aplicaciones médicas para humanos. Y Rafael Yuste, que dirige el proyecto Brain, advierte de los peligros éticos de la nueva tecnología capaz de leer el cerebro y de escribir información sobre las neuronas.
¿Usted también cree que debe regularse?
Deberíamos evitar la aparición de paraísos neuronales, países donde no se regulen las neurotecnologías y donde se experimente con ellas para controlar a personas.
¿Con qué tecnología?
El próximo teléfono móvil ya sabrá leer entre cerebros. Será como una diadema que interpreta ciertas señales que recibe del cerebro. Y anticipa tus acciones al interlocutor.
Da miedo.
Pues creo que no será difícil que ese dispositivo externo sea interno, implantado en el cerebro, y que reciba instrucciones externas.
¿No sería igual que ordenar con la voz?
Yo estaría hablando con usted y usted no sabría si estoy recibiendo órdenes por el implante de microchip, que además aumentaría mis capacidades.
¿Sería una neuroprótesis de aumento?
Y en ese punto tendríamos otro dilema ético, porque aparecerán dos grandes grupos humanos: personas aumentadas con la neurotecnología y las no aumentadas.
¿Cuándo cree que llegaremos a ese punto?
Ya podemos ver con electrodos implantados en el cerebro las señales que emitimos cada vez que escribimos una letra.
¿Emitimos una señal para cada letra?
Y con inteligencia artificial se puede representar esa señal en pantalla sin que quien la emite tenga que escribir nada..
¿Es el fin del teclado?
Pero aún hay que desarrollar las interfaces que permitan escribir así sin conexión directa en el cerebro, porque ahora solo se consigue esa conexión implantando electrodos o un microchip permanente en el cerebro…
¿No es demasiado aparatoso?
Habrá diademas neuronales sin cirugía ni implantes: estarán sobre el cráneo y lograrán esa conexión. Hoy se logra en pacientes con epilepsia, pero implantados con microchips en el cerebro que detectan las señales cerebrales asociadas a los ataques y avisan al paciente para que tome su medicación.
¿Cuál será la próxima disrupción neurotecnológica?
Esas diademas neuronales que conectarán nuestro cerebro a las máquinas, ordenadores y así a la inteligencia artificial.
¿El metaverso de Zuckerberg será disruptivo o es solo marketing?
Solo es una realidad aumentada pero no cambia nada esencial. Lo que sí cambiará nuestra esencia humana serán las prótesis neuronales que modifican la identidad o mezclen varias de forma que no sepamos quién toma las decisiones: sujeto o máquina.
¿Cómo puede sustituirnos la máquina?
Nuestra mente tiene la consciencia, el subconsciente y el preconsciente. El neuroalgoritmo del microchip podría tomar ciertas decisiones incluso previas a la consciencia.
Pero al final, ¿quién tomaría la decisión: la persona o la máquina?
Es uno de los dilemas éticos que plantea la neurotecnología: el libre albedrío. Si nuestra conducta es influenciada por el algoritmo de una máquina: ¿quién responde por nuestros actos? ¿Se puede dividir la responsabilidad?
¿Cuál es la principal diferencia entre la inteligencia artificial y la humana?
La inteligencia humana es más eficiente en el consumo de energía. En cambio, cualquier búsqueda en Google ya consume muchísima más que nuestro cerebro al discurrir.
¿Puede aprender la máquina de nuestra optimización de recursos?
Esa es una gran línea de investigación. Por eso hoy trabajamos en la computación neuromórfica, que optimiza la energía, mientras las redes neuronales de la inteligencia artificial utilizan la arquitectura del ordenador convencional y consumen mucho más.

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