El Observatorio Sirio de Derechos Humanos alerta de que gran parte de ellos fueron ejecutados por las nuevas fuerzas de seguridad y otras agrupaciones armadas aliadas de Damasco
Más de 420 civiles, principalmente de la minoría alauita, han muerto en las provincias costeras de Siria a manos mayoritariamente de las fuerzas de seguridad de la nueva administración de Damasco desde el estallido de la violencia el jueves con grupos leales al derrocado presidente Bachar al Asad, informó una ONG.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos dijo en un comunicado que ha registrado un total de 428 civiles muertos desde el inicio de los choques, al tiempo que alertó de que gran parte de ellos fueron ejecutados por las nuevas fuerzas de seguridad y otras agrupaciones armadas aliadas de Damasco.
A esta cifra se le suman más de 200 combatientes fallecidos en ambos bandos, por lo que el número de muertos en tan solo tres días de enfrentamientos en las provincias occidentales de Siria supera los 630, de acuerdo con la ONG, con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno.
Según el Observatorio estas muertes y «ejecuciones de campo» se han producido principalmente en las provincias costeras de Latakia y Tartús, antiguos feudos de la familia Al Asad y el núcleo de la comunidad alauita, la rama del islam chií que profesa el mandatario derrocado el pasado 8 de diciembre.
Ante esta situación y la «masacre» de ciudadanos, entre ellos mujeres y niños, la ONG hizo un llamado a la comunidad internacional «para que adopte medidas urgentes y envíe equipos internacionales especializados de investigación para documentar las graves violaciones que han afectado a los civiles».
Asimismo, pidió a las autoridades de Damasco que «exijan responsabilidades» a sus efectivos implicados en estas acciones, al considerar que «la impunidad alienta la repetición de crímenes en el futuro, lo que amenaza la estabilidad política y social en Siria tras la caída de Al Asad».
La nueva administración siria no ha reconocido explícitamente estos actos, aunque sí ha afirmado que tomará medidas legales y hará rendir cuentas contra todo aquél que haya cometido «excesos» o «actos de venganza» contra la población civil durante las operaciones militares dirigidas a apagar los focos de insurgencia de los grupos pro Al Asad.
Los choques estallaron el jueves, después de que insurgentes alauitas lanzaran un ataque contra las fuerzas de seguridad en la localidad de Jableh, en Latakia, lo que desencadenó la mayor ola de violencia en Siria desde el derrocamiento de Al Asad el pasado 8 de diciembre.
Las nuevas fuerzas sirias están mayoritariamente compuestas por excombatientes de la ahora disuelta alianza islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), la agrupación que lideró la ofensiva contra Al Asad y cuyas raíces proceden del Frente Al Nusra, la exfilial de Al Qaeda en Siria.
Fuente: La Razón