martes, 6 de febrero de 2024

Narcos dominicanos aterran vecindario con narcopiso del Raval, Barcelona

 

Está ubicado delante del Centro de Reducción de Daños de la calle de Robador y se ha convertido en una pesadilla para los vecinos

BARCELONA, España.- El Raval es uno de los barrios predilectos de las mafias okupas para abrir narcopisos. Los motivos son varios, pero se resumen en la presencia de potenciales clientes y la existencia de inmuebles vacíos en la zona. 

La situación ha llegado a tal punto que, hace poco más de un año, los Mossos d’Esquadra crearon una unidad especializada en desalojar narcopisos y más de la mitad de actuaciones las realizan en Ciutat Vella. A pesar de los esfuerzos de las instituciones, los vecinos afectados aseguran que están peor que nunca. Los narcos son cada vez más peligrosos y la orden judicial para desocuparlos no siempre llega a tiempo.

Dentro del Raval existen vías especialmente conflictivas. Es el caso de la calle Robador, donde recientemente se ha instalado un grupo de dominicanos que tiene aterrados a los vecinos.

La localización no es causal. En esa misma calle hay el Centro de Reducción de Daños (CRD), donde atienden a drogodependientes con el objetivo de minimizar los efectos causados por el consumo de drogas en la vía pública. A diferencia de los Centros de Atención y Seguimiento (CAS), como el Baluard, a escasos 500 metros, no funciona como una narcosala. Los trabajadores ofrecen jeringuillas a los toxicómanos para que no tengan que utilizar las suyas e intentan, en la medida de lo posible, paliar los efectos negativos de las sustancias estupefacientes.

LOS OKUPAS DOMINICANOS SE INSTALAN EN EL RAVAL

Las mafias de narcotraficantes saben que okupar un piso cerca del CRD es una buena apuesta: con la cantidad de toxicómanos que hay en la calle Robador, el éxito del negocio está casi garantizado, afirman los vecinos. Precisamente esta es la estrategia que han utilizado los delincuentes que se han instalado en el inmueble. Carlos Martínez, vocal de la Asociación de Vecinos del Raval, vive a escasos metros de este narcopiso y, tal como relata él mismo, está okupado por un grupo de dominicanos que está causando graves problemas de seguridad. 

JERINGUILLAS Y RESTOS DE SANGRE

Asegura que son «gente muy peligrosa» y que el tráfico de drogas y las peleas se han convertido «en el pan de cada día». «Hay clientes que vienen a consumir la dosis a 20 euros«, lamenta Martínez. Este hombre es una víctima colateral del narcopiso, del CRD y de la inseguridad que hay en la calle Robador. Encontrarse jeringuillas, restos de sangre y excrementos en el portal de su casa se ha convertido en un escenario frecuente. 

El suelo del portal de Carlos Martínez lleno de sangre

El suelo del portal de Carlos Martínez con restos de sangre

Han sido varios los vecinos que han alertado a la asociación vecinal de la peligrosidad de estos narcotraficantes dominicanos. Martínez se ha puesto en contacto con la Guardia Urbana y le han confirmado los hechos. Ya lo tenían controlado porque anteriormente se había instalado otro grupo de narcos menos conflictivos. «Ahora lo han vuelto a okupar y éstos son más peligrosos que los anteriores«, lamenta Martínez.

FALTA DE VOLUNTAD POLÍTICA

Preguntado el Ayuntamiento de Barcelona sobre este narcopiso, dicen que no pueden facilitar información sobre esta investigación para no entorpecerla. Los Mossos d’Esquadra, por su parte, confirman la presencia del narcopiso en la calle Robador y aseguran que están trabajando activamente para desalojarlo. En cualquier caso, las fuentes municipales aseguran que en los alrededores de la calle Robador hay presencia policial uniformada de manera constante. No obstante, los vecinos creen que esta medida no es suficiente y que hay que atacar el problema de raíz, según Martínez, por falta de voluntad política

Panorámica de la calle Robadors

Panorámica de la calle Robador

Iván Rivera, presidente de la Asociación de Vecinos Illa RPR (Robador-Picalquers-Roig), también es vecino de la calle en la que se encuentra el conflictivo narcopiso y asegura que esta actividad delictiva es muy habitual en la zona. Acabar con los narcopisos no es fácil, ya que «aparecen y desaparecen». Los traficantes intentan no pasar mucho tiempo en un mismo inmueble. Saben que las autoridades los vigilan desde cerca e intentan pasar desapercibidos, aunque al final su presencia se hace evidente. «Los clientes se equivocan y pican al timbre de los vecinos, hay agresiones e incivismo«, dice el presidente de la asociación vecinal.

EL ‘PEZ GORDO’ QUE LIDERA FUERA DEL NARCOPISO

Cuando creen que es inminente la entrada y registro en el piso okupado, optan por irse y allanar la morada de otro edificio y así de manera sucesiva en todo el Raval. Los vendedores de drogas suelen tener un papel secundario en la distribución de las sustancias y los investigadores buscan al «pez gordo», que no suele concurrir a los narcopisos para poder seguir con el negocio sin consecuencias legales

El tráfico de drogas no es el único problema que hay en el Raval, pero sí un eje sobre el que giran las okupaciones, la inseguridad y la delincuencia, tres factores que han crecido exponencialmente en los últimos años. Así lo relatan las fuentes vecinales consultadas, que aseguran que el barrio está «peor que nunca». Bajo este contexto, resulta crucial la colaboración entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. No obstante la gestión de los narcopisos ha generado discrepancias entre la Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra.

UNA CRISIS INSTITUCIONAL EN BARCELONA

La investigación de delitos contra la salud pública es una competencia de la policía autonómica. En los últimos años, por falta de efectivos en la capital catalana, la Guardia Urbana también se ha hecho cargo de estos ilícitos penales, colaborando activamente con los Mossos para desmantelar los narcopisos. Los resultados en últimos cuatro años han sido muy positivos y, conjuntamente, han podido desalojar un inmueble a la semana.

Mossos y Guardia Urbana en un narcopiso del Raval

Mossos y Guardia Urbana en un narcopiso del Raval

Recientemente, la cúpula de la policía catalana ha informado a la Guardia Urbana de que quiere recuperar las competencias de investigación de delitos contra la salud pública. Para el cuerpo municipal, esta decisión es un error. Muchas veces inician las investigaciones a raíz de las informaciones que les trasladan los vecinos y afectados. Consideran que el volumen de trabajo es tal, que romper esa colaboración se traduce en una menor efectividad para erradicar el tráfico de drogas y, en consecuencia, en más impunidad para los narcotraficantes, como los de la calle Robador, que siguen sembrando el pánico en el Raval.

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