sábado, 5 de febrero de 2022

Analizando el reciente mensaje presidencial

 

Para cambiar, en RD necesitamos erradicar el capitalismo de amigos, que lo único que ha hecho es favorecer la injusta distribución de la riqueza entre no pocos políticos, militares y otros oportunistas empresarios.

Creo que al Presidente Luis Abinader le faltó decir eso en su elocuente mensaje durante la convención del PRM y luego al dirigirse a la nación el domingo en la noche. El tiene un compromiso con la transparencia, pero necesitamos más cambios.

Mientras el impuesto a los pobres y la inflación crece interanualmente, se aceleran sus efectos y consecuencias directas como el hambre, la intemperie, la exclusión y el delito. El Gobierno predica la necesidad de inyectar más dinero a una masa monetaria creciendo y por eso muchos pesos corren detrás de pocos productos y no es buena señal.

Por otro lado, la oposición dice: “Necesitamos acciones desde la política fiscal y tributaria para que haya mayor progresividad, para que los gobiernos cuenten con mayor capacidad para hacer las políticas económicas, para la reducción de la desigualdad y lograr que no pase lo que viene pasando en el mundo, que los ricos se han hecho más ricos y los pobres se han hecho más pobres”. Eso dijo un político del PLD, el senador Iván Lorenzo, de la provincia Elías Piña.

Así como el senador plantea, la RD debería actuar con celeridad para preservarse de los males de Occidente y lograr que no pase aquí lo que iene ocurriendo en el mundo. Según él, «los ricos se han hecho más ricos y los pobres se han hecho más pobres”.

¿De dónde habrá sacado el senador ese simple diagnóstico de lo que pasa en la RD? ¿Será por los fideicomisos?
Abinader le respondió: “PLD y opositores están descalificados para dar consejos”

Casi todos los analistas concuerdan en que la RD es un caso sui generis de intentos de cambios por distintas causas, pero nunca por seguir el camino de los países capitalistas exitosos, donde los frutos del crecimiento habrían sido mal distribuidos, según senador creando una brecha desigual entre ricos y pobres. No dijo que aquí lo que prima es el compadreo, amiguismo y componendas.

Aquel modelo de capitalismo de amigos, aplicado durante 80 años, favoreció la “injusta distribución de la riqueza” en nuestro país, como fruto de la colusión entre políticos, militares y empresarios que obtuvieron rentas del Estado creando “nuevos ricos” a costa de la desinversión y la bajísima productividad del esfuerzo colectivo.

Pregunto. ¿En 2022, estaremos viviendo prosperidad y crecimiento, o una larga crisis con precios que espantan los bolsillos?

Muchos me dicen que inflación, pobreza, presión fiscal desorbitada, desempleo y endeudamiento, vienen en 2022 y 2023 y son indicadores de un problema estructural que el Gobierno insiste en soslayar y diferir para no malquistarse con sus bases y mantener a todos con esperanza de mejorías. Por eso el discurso domingo presidencial fue emotivo e inspirador, pero la coyuntura no dependerá sólo de buenos deseos.

Los últimos estertores permitieron formar la ola más reciente de ricos nacionales y populares que construyeron imperios aquí con bancas de lotería, el peaje al tráfico de drogas al exterior, los sobreprecios en las obras públicas y la utilización discrecional de subsidios. ¿Quieren prueba?

La claque del PLD asustada lo demuestra.

El problema de la RD no es la brecha entre ricos y pobres. No es la concentración de la riqueza por exceso de prosperidad, sino la expansión de la pobreza por crecimiento de la inflación y la malversación al Estado en beneficio de amigos del poder.

Durante el siglo 19 surgieron las familias más ricas vinculadas a la expansión de las importaciones y venta agropecuaria. De Trujillo en adelante, los “nuevos ricos” derivados de la autarquía, el crédito dirigido y las contrataciones torcidas, crecieron mucho.

Con la crisis de Baninter 2003, comenzó la gran pauperización, mientras, en paralelo, prosperó la nueva casta de ricos: los “ladrones” que esquilmaron al Estado y que ahora procuran absolución judicial y reconocimiento social.

Para poner a la RD de pie, no sirve conjugar gerundios constantemente, como «estamos avanzando, estamos estudiando, estamos analizando, estamos negociando son expresiones que suenan a “sarasa”. El gerundio es el modo verbal de la continua esperanza.

Quienes tienen ahorros, iniciativas y ganas de trabajar necesitan oír mensajes que expresen convicciones profundas estables y decisiones claras. De lo contrario, hacen sus valijas y se van al dólar, a la informalidad o al exterior. Un país no se construye con letreros, marchas, cortes de calles, gomas quemadas o pintadas. Ni con divagaciones obsoletas, desfasadas de la internacional socialista, la Hora de los Pueblos o los discursos de Puebla.

¿Seguiremos oyendo gerundios de políticos como única forma discursiva de conjugar la pobreza con mucha publicidad mediática, o tendremos obras y realizaciones que amparen progreso? Apuesto a un cambio de mentalidad transformadora, si nos unimos.

Rusia, China, Estados Unidos, UE y Ucrania

 

Por Miguel SOLANO

Los alemanes, siempre enfermo de facismo, creen que le hacen un buen juego al apetito yanqui por la sangre humana provocando a los rusos. Ningún poder en esta tierra le gana una guerra a los rusos. Si atacan a Rusia, China intervendrá. Y lo primero que hará China será barrer el conocido norte del Pacífico. Entiéndase : California, Oregón, Washington… Con China entraría Corea, La India, Vietnam, Mongolia… Los gringos, enfermos por la falta de sangre humana quieren iniciar una guerra por la estúpida razón de que los ucranianos, que no se consideran rusos y que muestran su estupidez no queriendo aprender el idioma, no se entienden con los ucranianos que se consideran rusos y que hablan el idioma.

Un llamado teórico de la academias gringas, para ocultar el hecho del apetito por la sangre humana de su raza, inventó la teoría de la guerra de las civilizaciones. Justificó sus argumentos diciendo que las guerras serían entre diferentes culturas y religiones. Todas mentiras. Desde el principio de los tiempos las grandes guerras han sido entre iguales. Julio Cesar se peleó con Pompeyo y sus hijos, Augusto con Marco Antonio, la guerra de troya fue entre iguales, la prima guerra mundial y la segunda, entre europeos de la misma, raza, cultura y religión.

Y lo siguen siendo hoy. No existe la más mínima diferencia entre un alemán y un ruso, entre un ruso y un ucraniano, entre un italiano y un checo… : mismo color de piel, todos dicen ser cristiano, todos dicen querer democracia y libertad. Y como prueba de que son iguales los une su desenfrenado apetito por la sangre humana.

Ucrania no tiene problemas territoriales : es tan grande que le puede dar tierra al Cielo; no tiene problemas raciales, no tiene problemas religiosos, lo que sí tiene es un apetito diabólico por oler el derramamiento de sangre humana. Y los gringos usan todos los recursos disponibles para asegurarse de que la necesidad por ese maléfico olor aumente. ¿Por qué no sientan a los bandos ucranianos en la mesa de negocios y logran que se entiendan? ¿Dónde están los grandes negociadores que dicen Harvard, MIT, CU… haber formado? ¿Son todos fraudes?

Cuando las cosas son así, cuando es el apetito por la sangre la autentica y verdadera razón, sólo Lucifer puede evitar la guerra; porque Dios, al ver tanta maldad, se desentiende.

Día Internacional de la Fraternidad Humana

 

Nota cultural


 
Por Dionicio Hernández Leonardo

Hoy, 4 de febrero, es el Día Internacional de la Fraternidad Humana, establecido por la ONU en el 2020, con el objetivo de: “promover el diálogo entre religiones y culturas para aumentar la paz y la estabilidad social, el respeto por la diversidad y el respeto mutuo”.
 
Un antecedentes que motivó esta conmemoración fue la reunión entre el papa Francisco y el líder musulmán Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyib, el 4 de febrero de 2019 en Abu Dhabi, quienes firmaron el documento titulado: “La fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común”.

Termino esta nota con un pensamiento de Josemaría Escrivá de Balaguer: “El cristiano debe amar a los demás y, por tanto, respetar las opiniones contrarias a las suyas, y convivir con plena fraternidad con quienes piensan de otro modo”.