domingo, 16 de octubre de 2022

La seguridad ciudadana

 

EDITORIAL

La seguridad ciudadana es algo que concierne a todos los ciudadanos del mundo y, ésta debe estar asegurada para todos los seres que habitan sobre la tierra, a través del buen haber de los diversos regímenes que dirigen a los pueblos y que son los responsables de manera directa o indirecta de la aplicación de leyes y orden publico para la buena convivencia entre sí.

Los países más pobres del mundo, estos suelen ser los más inseguros sin importar si se encuentran en vía de desarrollo o no, como sucede con la República Dominicana, donde ahora la brecha entre las clases sociales cada día se abre aún más, a pesar del crecimiento económico que dicen sus autoridades que existe con el aumento del Producto Interno Bruto (PIB) pero que no se refleja mucho en la población en general.

Los políticos que cada día se vanaglorian con tal de llegar al poder, ofrecen las promesas más banales, pero que nunca son cumplidas cuando estos logran sus metas, es de ahí el dilema, el pueblo ya no cree en ningún político, pero siempre se dejan atrapar; muchas veces por las hermosas palabras de los falsos discursos de campañas a sabiendas que solo son promesas.

Pero el caso de la inseguridad ciudadana va más allá de la simple pobreza, y es que la afluencia de personas que vienen de otra cultura, como es el caso de la población haitiana y otras nacionalidades, agregándosele a esto los dominicanos que regresan a su país, muchos de ellos luego de cumplir condenas en Los Estados Unidos y de otros países, y que se acostumbraron a vivir una vida fácil y sin  apuros, esto fomenta la violencia y desasosiego, haciendo que sus ciudadanos se sientan aún más inseguros con una alta valoración en los sectores marginados.

El tráfico de estupefaciente y su consumo, la falta de educación se anteponen a la buena costumbre ciudadana, la falta de oportunidades para los jóvenes, la falta de atención a los envejecidos con un sistema carente de salubridad al alcance de cada uno de sus habitantes, entre otras necesidades hace que cada vez más los dominicanos se sientan inseguros, porque salir a las calles sin haber sido asaltados o al menos haber sido amenazados es casi insólito.

La situación del país tiene que cambiar, tenemos un gobierno con muy buenas intenciones, pero lamentablemente no solo con esto basta, ya que se debe pasar de la promesa a la acción para que República Dominicana se considere un país que garantice la circulación libremente de toda la población sin el sobresalto y el miedo que impera en cada ciudadano al salir de sus hogares.

Sea de la forma que sea: este debe tener un final.

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