viernes, 14 de abril de 2023

El tumbe de los bonos en Santiago

 

Los presidentes de las circunscripciones #1, #2 y #3 del Partido Revolucionario Moderno (PRM) de la provincia Santiago han denunciado que unos bonos de Semana Santa destinados a ser repartidos se han evaporado.

Fausto Domínguez, Nelson Marmolejos y Francisco Alberto Díaz, quienes también son diputados, señalan mediante una misiva pública que los bonos fueron emitidos, y dicen que esto fue confirmado por las autoridades del PRM. ¿Pero dónde están esos valiosos papeles?

Estos perremeístas ignoran la cantidad de bonos que se emitieron y no especifican si esos preciados recursos provenían del Programa Supérate (o sea, del Gobierno) o si eran de alguna empresa para que fueran consumidos en sus tiendas.

No puntualizan si esos bonos de Semana Santa sean las sobras de los que se emitieron durante las festividades navideñas para que los sectores más pobres pudieran beneficiarse sin ser humillados.

Y es que esos bonos, según las autoridades actuales, han salvado la dignidad de las personas que ya no están obligadas a recibir empujones por cajas con rostros de políticos poco agraciados física y estéticamente.

Ya no hay salamis en el aire ni pollos y cerdos cayendo sobre la muchedumbre hambrienta. Ya en el pasado quedaron los pisotones y las riñas por pedazos de carnes o enlatados.

Ahora los planes sociales son en bonos… ¿Pero cuáles bonos? ¿Dónde están esos bonos?

Al parecer no es nuevo

Fausto Domínguez, Nelson Marmolejos y Francisco Alberto Díaz declaran que eso no es un caso aislado porque ha ocurrido anteriormente.

También dejan entrever que tienen una pista de lo que pudo haber sucedido con esos bonos y cito: «Dichos bonos no fueron entregados a ninguna de las circunscripciones y fueron sustraídos o distribuidos de manera medagalanaria por uno de los grupos incrustados en la dirección del PRM (autoridades municipales y provinciales) al margen de los organismos destinados».

Y es que a buen entendedor, pocas palabras. Aunque generalizan sobre quienes pudieron ser responsables de la desaparición de los bonos, sería fácil para cualquier autoridad que esté interesada en saber el paradero de estos papeles señalar con nombre y apellido a los que metieron la mano en el bolsillo, pues no son tantas las personas con jerarquía municipal y provincial del PRM en esas demarcaciones.

Lo interesante del hecho es que no es la primera vez que sucede. Quizás siempre ha ocurrido y ahora el hartazgo de los dirigentes de base con los labios secos, fruto de nunca recibir las migajas que caen desde arriba, provocaron que sus representantes hicieran la denuncia de manera pública.

En esa carta sellada con acuse de recibo por el Ministerio Administrativo de la Presidencia y dirigida a José Ignacio Paliza, Carolina Mejía y Deligne Ascención; se les pide una respuesta clara y concreta. Pues, ahora Fausto Domínguez, Nelson Marmolejos y Francisco Alberto Díaz están siendo cuestionados por los dirigentes del partido que creen, al parecer, que estos escondieron los bonos en alguna caja fuerte con códigos indescifrables.

Con fecha de vencimiento

Las autoridades del PRM deben atender esta grave denuncia por parte de tres de sus importantes miembros. De hecho, la dirección del partido debería realizar una investigación a nivel nacional para determinar si lo ocurrido en Santiago pudiese estar sucediendo en otros lugares.

Es por eso que, en una eventual investigación, los jerarcas perremeístas no deberían darle mucha larga a esto ya que los bonos tienen fecha de vencimiento.

Nadie sabe si realmente (y no en broma), los bonos estén guardados en alguna bóveda o lugar secreto para ser repartidos en un momento más indicado. Recordemos que en los próximos meses la situación electoral se volverá más tensa y dura, y es posible que en el tiempo venidero estos sean más provechosos que en un compartir cualquiera de Semana Santa.

Pero en definitiva, se debería investigar si esos bonos provienen de recursos del Estados, pues de ser así, estaríamos ante un acto que pudiera desentrañar lo inimaginable. Sobre todo, para una gestión que le ha declarado la guerra a la corrupción e impunidad.

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