El Viejo Continente se prepara para una gran emisión de deuda…
... que llega justo cuando muchos países e inversores buscan inmunizarse del dólar
Analistas e inversores coinciden en que un euro ya asentado «puede competir con el billete verde»
La gran oportunidad de Europa: una tormenta perfecta abre el camino al euro para derribar la hegemonía del dólarLa gran oportunidad de Europa: una tormenta perfecta abre el camino al euro para derribar la hegemonía del dólar
Algo que parecía imposible parece cobrar cada vez más fuerza en los mercados. ¿Y si el euro se convierte en la gran amenaza del dominio global del dólar y la divisa se vuelve un actor dominante en las reservas mundiales? Si bien el reinado global del dólar está arraigado fuertemente, la realidad es que crecen los defensores de que, tras años de retroceso en las reservas mundiales, el billete verde puede encontrar la tumba de su hegemonía en una rivalidad creciente con su gran aliado.
En la prensa corren rumores de que el presidente francés, Emmanuel Macron, en una conversación con la presidenta del BCE, Christine Lagarde, preguntó si existía la posibilidad de que el euro se convirtiera en la moneda de reserva mundial. Macron sigue así una larga tradición. Incluso su ‘predecesor’ de hace décadas Charles de Gaulle estuvo interesado en romper el dominio del dólar. Sus intentos marcaron entonces el principio del fin del sistema de Bretton Woods.
Pero antes, un poco de contexto. Durante décadas, el dólar estadounidense ha reinado como la divisa indiscutida del mundo. Ha sido el patrón oro de las reservas internacionales, el lenguaje común de las transacciones globales y el ancla financiera de los bancos centrales. Pero los vientos geopolíticos están cambiando, y con ellos podrían moverse también las agujas del sistema monetario internacional. Las tensiones crecientes entre Estados Unidos y sus aliados tradicionales, especialmente en Europa, están abriendo la puerta a un reequilibrio del poder monetario global, en el que el euro podría empezar a ganar terreno. Así lo advierte Reuters, al hilo de una serie de transformaciones económicas, militares y diplomáticas que están redefiniendo el tablero de juego.
Se abre una ventana de oportunidad histórica para el euro, según algunos expertos. Los aranceles, las sanciones a Rusia y la ofensiva de Trump sobre sus socios militares, poniendo en duda la OTAN, han provocado el rearme general de Europa, con Alemania liberando del límite constitucional del gasto a las inversiones del PIB por encima del 1% y la Comisión Europea aligerando los controles para este fin y poniendo encima de la mesa 800.000 millones de euros para rearmar el continente.
Todo esto se traduce en una pregunta crucial: ¿afectará este nuevo escenario geopolítico al lugar que ocupa el dólar en las reservas internacionales? La respuesta es compleja, pero empieza a dibujarse. Un estudio publicado por Colin Weiss, economista de la Reserva Federal, desveló que aproximadamente tres cuartas partes de los activos en dólares en manos extranjeras pertenecen a países con vínculos militares formales o informales con EEUU. Si esas alianzas se erosionan o se reinterpretan, el riesgo potencial de desinversión en dólares podría ascender a unos 800.000 millones, el 6% del total de reservas denominadas en dólares, aseguran desde la agencia Reuters.https://flo.uri.sh/visualisation/22414786/embed
En este contexto, los bancos centrales de todo el mundo empiezan a preguntarse si su confianza ciega en el dólar sigue siendo prudente. «Estamos asistiendo a un giro hacia un sistema monetario más multipolar, en el que los sistemas de pago y las divisas se utilizan cada vez más como instrumentos de influencia geopolítica», alertó recientemente Philip Lane, economista jefe del Banco Central Europeo.
No se trata solo de palabras. Europa ha iniciado un proceso silencioso pero firme de emancipación estratégica. El incremento del gasto militar por parte de Alemania, Francia o Polonia —así como la creciente disposición a crear una defensa europea coordinada y autónoma— plantea interrogantes sobre el futuro de la hegemonía estadounidense en el continente. Como revela Reuters, varios países de la UE están trabajando en planes para asumir progresivamente responsabilidades que hasta ahora recaían sobre Washington, en un traspaso que podría tardar entre cinco y diez años. En paralelo, el BCE promueve la creación de un euro digital que reduzca la dependencia europea de los sistemas de pago estadounidenses y refuerce su soberanía monetaria. No obstante, el camino será largo y nadie asegura el éxito, puesto que el euro hoy está muy muy lejos de poder hacer frente al dólar.
El euro parte con mucha desventaja…
El euro parte con gran desventaja. Su cuota de reservas internacionales se sitúa en torno al 20% (del total de las reservas internacionales de divisas), frente al 57% del dólar, y ha permanecido casi estancada durante la última década. Los motivos son diversos: mercados financieros menos líquidos, una unión bancaria y fiscal incompletas (cada país del euro tiene sus propias políticas fiscales), y la fragmentación de la deuda pública europea. Sin embargo, esas condiciones están empezando a cambiar. La emisión conjunta de deuda a nivel europeo para financiar los planes de defensa o la transición energética podría ofrecer al mundo lo que el dólar ha sabido vender durante décadas: un activo seguro, líquido y políticamente fiable. El apetito de los bancos centrales por este tipo de activos es insaciable, y Europa podría empezar a saciarlo con papel azul y estrellas doradas.
Más allá de los tecnicismos financieros, este cambio tiene un trasfondo profundamente simbólico. Durante décadas, los países han confiado sus reservas a Estados Unidos no solo por razones económicas, sino también estratégicas. Confiaban en su estabilidad política, en su imperio jurídico, en su papel de garante del orden liberal internacional. Pero el mundo ha cambiado. Hoy, la política exterior estadounidense es más errática, sus alianzas menos sólidas y su compromiso con el libre comercio, más dudoso. El mundo empieza a buscar alternativas.
Pero ahora llega una oportunidad histórica
El euro, con todos sus defectos, es la única divisa que reúne una combinación creíble de estabilidad, liquidez y respaldo institucional. A diferencia del yuan, que apenas representa un 2% de las reservas globales, el euro no arrastra sospechas de manipulación política o de opacidad financiera. Y, a diferencia de las monedas de países exportadores de materias primas —como el dólar canadiense o el australiano—, el euro cuenta con la escala y la profundidad necesarias para competir de tú a tú con el billete verde.
Como concluye Reuters, el euro está lejos de destronar al dólar, pero por primera vez en mucho tiempo, su ascenso en el mundo de las reservas no parece una quimera. En un mundo donde las alianzas se redefinen, los equilibrios se ajustan y la diplomacia se libra también en las cámaras acorazadas de los bancos centrales, el euro podría estar escribiendo su propia historia de emancipación monetaria. Y esta vez, quizá sí tenga el viento de la historia a favor.
Con todo, una lluvia masiva de emisión de deuda se viene en los parqués europeos en un momento en el que muchos agentes del mercado, por diferentes motivos, buscan ansiosamente un activo alternativo a los denominados en dólares. Todo esto al tiempo que desde Berlín, Bruselas o París crecen las proclamas de ‘independizarse’ de Washington, algo que afecta al dominio mundial del dólar. En ese sentido, cada vez más expertos creen que los flujos mundiales de dinero podrían proyectarse sobre Europa y convertir el euro en una divisa de reserva que compita contra el dólar, siendo esta la que ponga el jaque su reinado mundial y trayendo una gran ventaja económica para la región.
Si bien hasta ahora siempre se hablaba de un posible asalto del yuan, la realidad es que el camino que le quedaba a esta moneda para ocupar un papel preponderante era aún mucho más largo que el euro. La realidad es que la moneda asiática solo supone un 2,18% de las reservas de los bancos centrales del mundo, frente al 19,83% del euro y el dominante 57,8% del dólar. Mientras que Pekín siga manteniendo controles de capitales estrictos, la divisa china no puede convertirse en un activo global. Por otro lado, el billete verde lleva años cayendo sin cesar desde el 65% de las reservas mundiales que llevó a dominar en 2016.
Esta caída, por el momento, se ha saldado con compras masivas de oro. Los bancos centrales han vuelto a sus orígenes y han encontrado en el metal amarillo la solución ideal para garantizar la seguridad cambiaria al tiempo que cuentan con un activo que difícilmente puede ser afectado por las sanciones. Esta voracidad ha sido una de las claves que ha impulsado el precio de la materia prima. Según el World Gold Council, las reservas mundiales ya han tocado las 30.000 toneladas, es decir, el nivel más alto desde 1990, con compras récord como las del primer semestre de 2024 en las que se llevaron de una tacada 483 toneladas.
Alfonso Peccatiello, CIO de Palinuro Capital comenta que toda esta tendencia comenzó con la rivalidad con Rusia. «La instrumentalización de las reservas de divisas ha despertado a muchos bancos centrales a la realidad, los activos pueden desaparecer cuando EEUU lo diga». En ese sentido «estas instituciones ya están mandando un mensaje claro, se están alejando del dólar». Si bien el experto cree que el oro ha sido el gran beneficiado hasta ahora, defiende que llega la oportunidad para el euro. «La moneda europea se perfila como una de las grandes ganadoras ahora mismo, con una enorme emisión de bonos AAA y mayor gasto fiscal que invita a los inversores extranjeros a depositar sus reservas en esta divisa. Podríamos ver mucho capital fluyendo hacia Europa».
Los inversores quieren activos seguros y con rentabilidad y el plan europeo supone emitir mucha deuda para pagar su rearme, algo que dará lugar a unos bonos al 2 o 3% que ya se convierte en una alternativa decente a los americanos»
Francisco Quintana, economista de ING, comenta en declaraciones a elEconomista que esa gran emisión cambia las perspectivas. Si bien destaca una usurpación de trono monetario global, sí que ve una ventana de oportunidad para que el euro gane peso de forma clara. «Los inversores quieren activos seguros y con rentabilidad y el plan europeo supone emitir mucha deuda para pagar su rearme, algo que dará lugar a unos bonos al 2 o 3% que ya se convierte en una alternativa decente a los americanos, especialmente si sientes que Washington te lo puede quitar a golpe de legislación».
El experto comenta que la gran emisión de deuda cumple un rol clave dado que «actualmente cerca del 85% de la deuda europea está ya colocada y si hay una emisión los inversores ganan un potente incentivo para entrar». En ese sentido señala que muchos inversores que ahora «tienen que salir de EEUU, se encuentran con activos nuevos». Por su parte Quintana comenta que «el oro pasaría a convertirse en un activo peor que el euro pues no da rentabilidad». Sin embargo, el metal precioso tiene la gran ventaja geopolítica de no estar expuestos a cambios políticos.
El equipo de UBS también reparó en la posibilidad del ascenso del euro como moneda de reserva global ante el nuevo panorama que se abre. En un informe publicado por el banco helvético y liderado por Shahab Jalinoos, Alvise Marino y Vassili Serebriakov, comentaban que se abre la posibilidad de un «nacionalismo económico y financiero en el continente» que permitan que «se convierte en una moneda fortalecida y atractiva capaz de competir contra el dólar estadounidense directamente».
El motivo está claro, estos expertos ven «una posible realineación de los flujos financieros globales». En resumen, más dinero quedándose en el Viejo Continente traería dos consecuencias. «Con el tiempo puede traer un valor estructuralmente más alto del euro frente al dólar» y, en segunda instancia, «que el euro finalmente se eleve como un de activo de reserva alternativo que se alce como una dura competencia frente al dólar ante los mercados globales».
Desde el Foro Oficial de Instituciones Monetarias y Financieras (OMFIF por sus siglas en inglés) coinciden plenamente pero matizan que este es un proceso de muchos años en el que, por el momento «no hay una alternativa viable al dominio global del dólar». Sin embargo, sentencian que las acciones de Trump «aceleran el declive secular de este reinado» y, por lo tanto «los fundamentos del dólar como activo de reserva mundial se están debilitando».
El Think Tank considera que el motivo que sustenta el estatus actual del billete verde es que «la economía estadounidense es enorme (representa alrededor del 25 % del producto interior bruto mundial). Los mercados financieros estadounidenses son los más profundos, líquidos y abiertos del mundo. La política macroeconómica ha sido relativamente sólida a lo largo del tiempo». Sin embargo la realidad es que «Trump está debilitando muchas de las propiedades clave de este reinado».

A nivel económico «la trayectoria fiscal de EEUU ya era insostenible y aún así se plantean recortes de impuestos. Arreglar esto con recortes masivos en una dicción por el momento y los aranceles pueden empeorar el problema». Por su parte «muchos aliados históricos ya se preguntan claramente si EEUU es un socio fiable, cabe recordar que tres cuartas partes de las tenencias de dólares extranjeras vienen de países con vínculos militares con EEUU». En ese sentido «las guerras arancelarias, un presidente cuestionando abiertamente la OTAN y atacando la UE y la menor ayuda al desarrollo, generan como resultado global que el mundo está perdiendo la confianza en EEUU».
Esto es algo que han expresado líderes de países como Alemania con el próximo canciller, Friedrich Merz, hablando abiertamente de la necesidad de una «independencia europea absoluta». El líder de CDU defendía que «»Nunca hubiera creído que tendría que decir algo así, pero está claro que los estadounidenses, al menos el Gobierno actual, son en gran parte indiferentes al destino de Europa«. Por lo tanto, «estamos bajo una presión tanto de EEUU como de Rusia que nuestra máxima prioridad debe ser avanzar hacia la unidad europea y lograr la independencia de EEUU lo más rápido posible».
«Europa y Canadá dependían mucho de Estados Unidos en materia de defensa, pero los acontecimientos recientes están llevando a un cambio radical a una gran velocidad»
Desde UBS señalan que el mero menor gasto en defensa en EEUU ante el rearme europeo y canadiense ya puede tener un papel clave en este cambio de parafina. «Europa y Canadá dependían mucho de Estados Unidos en materia de defensa, pero los acontecimientos recientes están llevando a un cambio radical a una gran velocidad«, añadían en una entrevista a Bloomberg.» La UE, el Reino Unido y Canadá generan conjuntamente una parte significativa del PIB mundial, y la unidad entre ellos podría crear una alternativa viable de inversión a Estados Unidos», afirmó.
Una prueba de ello son los pedidos de F35, el caza de nueva generación de Lockheed Martin (firma de EEUU) que hasta ahora era una opción clara entre los ejércitos europeos para renovar sus flotas. Sin embargo Alemania, Canadá, Portugal y Turquía ya han anunciado que rechazarán a disminuirán al mínimo las compras de este modelo para apostar por otros modelos ante la incertidumbre que genera EEUU. Un dinero que se queda en los respectivos países y no fluye hacia el dólar, una dinámica que puede repetirse con otros productos militares.
OMFIF comenta que si bien el dominio del dólar seguirá muy arraigado en el medio plazo, la realidad es que «se podría fortalecer el papel global del euro. Dada la creciente desconfianza sobre la gestión estadounidense de las bases económicas y geopolíticas del país, los inversores podrían comenzar a buscar con mayor intensidad otras alternativas o soluciones alternativas al dólar».
Qué supone para Europa
Un euro dominante supone una oportunidad crítica para una Europa que encontraría en su divisa un arma clave para financiarse. Ya de inicio, una gran demanda de euros a nivel global permitiría una mayor emisión de moneda dispersando la inflación fuera de las fronteras de la zona euro, entre sus demandantes. Sin embargo, pese a que este es el beneficio más obvio, las implicaciones son mucho mayores.
Desde la Universidad de Stanford comentan (en relación al dólar) que una mayor hegemonía monetaria permite «endeudarse en cantidades gigantescas a bajos tipos de interés«. El motivo es claro, a más demanda de activos denominados en euros más capacidad para lograr liquidez en los países de la eurozona de forma más barata. Quintana comenta que esto puede ser clave para un Europa que necesita grandes cantidades de dinero para remilitarizarse y realizar reformas económicas estructurales. «No es lo mismo afrontar estos procesos con una demanda u otra, lo hace todo mucho más fácil, te da una financiación más barata. Trump ha generado problemas, pero son asuntos que Europa tendría que afrontar tarde o temprano y, a cambio, ha generado un viento de cola con el euro».
En el caso del dólar Stanford comenta que «los inversores internacionales invierten tanto dinero en dólares como pueden gracias a esta hegemonía, garantizando que siempre haya liquidez. Es por eso que podemos ampliar nuestra deuda sin un final a la vista mientras que los países europeos, menos endeudados, tienen que aplicar políticas fiscales con vista a la insolvencia». En cambio «la hegemonía del dólar permite a EEUU desviar millones de capital extranjero a la deuda».

Desde Brookings comentan que esto no solo se aplica al Gobierno. Esta lluvia de dinero riega todos los estratos de la economía como los consumidores, para los que también «reduce los costes de financiación». Por su parte les dota de estabilidad pues la gran demanda global garantiza que «haya una crisis monetaria que deteriore la confianza y la estabilidad». También tiene su lado negativo afectando a las exportaciones (a cambio de abaratar las importaciones).
Ahora el euro puede conseguir parte de todas estas ventajas y desventajas pero se enfrenta ante una decisión trascendental: los activos rusos incautados. Europa ha incautado 210.000 millones de euros en activos rusos congelados estarían debatiendo qué hacer con ese dinero y la posibilidad de usarlo para castigar a Rusia en caso de violar un eventual alto al Fuego en Ucrania. De momento se ha aprobado utilizar los beneficios generados por los activos rusos incautados (entre 2.000 millones y 3.500 millones de euros al año) para ayudar a Ucrania.
Ahora tomar una decisión política sobre activos denominados en euros puede marcar el futuro de la divisa como un verdadero tótem que compita contra el dólar. En caso de no hacerlo Bruselas mandará el mensaje de que, a diferencia de lo que está ocurriendo con el dólar, invertir en euros será seguro para países que están huyendo del billete verde ante las consecuencias geopolíticas de depender de él. Ahora queda por ver si la UE es capaz de aprovechar la oportunidad o si el euro seguirá desempeñando un papel secundario en el gran esquema de la estructura financiera global.
No todo sería tan bonito
Por supuesto, no faltan analistas que advierten de los riesgos de un escenario (muy) hipotético en el que el euro, una mañana, se despertara como moneda de reserva mundial.
«Imaginemos imaginemos qué pasaría si se produjera un big bang y mañana el euro fuera la moneda de reserva mundial. La balanza por cuenta corriente de la zona del euro solía estar equilibrada y desde la crisis de la zona del euro ha sido mayoritariamente excedentaria. Si el resto del mundo tuviera que pagar estos excedentes de exportación predominantemente en euros (que es precisamente lo que significa ser la moneda de reserva mundial), entonces la zona del euro tendería a desviar la nueva moneda de reserva mundial del resto del mundo«, señala en una nota para clientes Ulrich Leuchtmann, estratega jefe de divisas en Commerzbank.
A medio y largo plazo, tiene claro el economista alemán, el euro se apreciaría con toda seguridad, independientemente de si esta apreciación estaría justificada por la situación económica de la zona del euro. «Así, un posible estatus de moneda de reserva del euro se convertiría muy rápidamente en una carga cíclica para la zona euro. Macron debería pensarse dos veces si realmente quiere eso»,
Leuchtmann concede que su punto de vista implica que la posición de la balanza por cuenta corriente de la zona del euro es exógena: «Sin duda, Macron y sus asesores económicos lo ven de otra manera. Creen que EEUU puede permitirse un déficit por cuenta corriente permanente precisamente porque el estatus de moneda de reserva permite la financiación de este déficit. En tiempos de De Gaulle, esto se llamaba un privilegio exorbitante. En consecuencia, cabe esperar que una zona euro que proporciona la moneda de reserva mundial registre un déficit por cuenta corriente. Y como esa (como he explicado a menudo aquí) es una situación cómoda, Macron quiere exactamente eso».
El experto no está tan seguro de ello y se pregunta si, por ejemplo, el superávit por cuenta corriente de Alemania tiene causas estructurales completamente diferentes y podría realmente desaparecer sin dejar rastro. «Como mínimo, sin embargo, sería probable un largo periodo de transición, durante el cual el euro se apreciaría. Por lo tanto, advierto: Europa debería pensarse dos veces si realmente quiere que el euro se convierta en la moneda de reserva mundial», sentencia.
Fuente: El Economista
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