jueves, 5 de junio de 2025

Elon Musk amenazó a Apple si no aceptaba su oferta de 5.000 millones de dólares: horas más tarde cumplió su amenaza

 

En verano de 2022, Apple se preparaba para presentar al mundo su nuevo iPhone 14. Sin embargo, lo que no esperaba Tim Cook –CEO de la marca de Cupertino– era una llamada de Elon Musk, el máximo responsable de marcas tan conocidas como SpaceX o Tesla. “Tienes 72 horas. O pagas 5.000 millones de dólares para integrar Starlink, o me convierto en tu competidor directo”. Estas fueron las palabras en tono amenazante del magnate tecnológico. Años después, las consecuencias de esa llamada y la negativa de Cook son visibles tanto en el cielo como en nuestros terminales iPhone; tanto es así, que Musk no tenía presente que la idea de un iPhone con conexión satelital no era nueva en la marca de la manzana.

Una llamada telefónica, un ultimátum y una negativa

En 2015, Apple lanzó el Proyecto Eagle, una ambiciosa colaboración con Boeing para desplegar su propio programa de satélites con un claro objetivo: proporcionar banda ancha y conectividad inalámbrica sin necesidad de contar con un operador para todos sus dispositivos, además de garantizar conexión a Internet en todos los hogares. Sin embargo, tanto los riesgos a nivel de regulación como el miedo a entrar en competencia directa con sus socios de AT&T y Verizon –operadores que están presentes en buena parte de sus iPhone en Norteamérica– llevó a Tim Cook a abandonar el proyecto..

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Es por ello que Apple optó por una vía mucho menos ambiciosa, aunque también tranquila: un servicio de emergencia SOS por satélite desarrollado en colaboración con Globalstar, una compañía mucho más cercana y dócil que Musk y su SpaceX. Eso sí, Musk no se quedó dormido en los laureles, por lo que dos semanas antes del lanzamiento del iPhone 14, el magnate reveló su plan: una alianza con T-Mobile para lanar Starlink Direct to Cell, un proyecto de telecomunicaciones que permitiría que cualquier smartphone accediera a una conexión a Internet desde cualquier lugar, sin necesidad de un hardware dedicado.

De este modo, mientras los iPhone se conformaban con su propia red SOS, el proyecto Direct to Cell de Musk permitía hacer llamadas, enviar mensajes y navegar por Internet incluso desde lo alto del Everest. Irónicamente, los iPhone ahora pueden acceder a este servicio, siempre y cuando lo hagan a través de T-Mobile. Al negarse a ceder ante el ultimátum de Musk, Apple evitó depender de un socio tan impredecible como brillante. Y mientras que algunos vieron este movimiento como una demostración de prudencia estratégica, otros lo ven como una oportunidad perdida.

Fuente AS

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