Mientras tanto envía cartas de presión a sus socios
En otra demostración de la volatilidad de la agresiva política comercial de Donald Trump y de su estilo negociador chantajista, el presidente de Estados Unidos anunció este lunes, a través de su portavoz, Karoline Leavitt, el aplazamiento del fin de la tregua de 90 días que el propio Trump dio a decenas de sus socios para darles tiempo a negociar nuevos acuerdos comerciales. La nueva fecha queda fijada en el 1 de agosto.
Lo dijo Leavitt en una comparecencia ante los periodistas de la Casa Blanca, a los que les comunicó que la ampliación del armisticio en la guerra comercial desatada por Trump tras su regreso al poder llegaría en la forma de un decreto presidencial. Visto lo visto, no se puede descartar que todo cambie de nuevo (quién sabe si varias veces) de aquí al 1 de agosto.
La nueva decisión de Trump llegó en mitad de la publicación en la cuenta personal del presidente en Truth, la red social de la que es propietario, de una batería de cartas a algunos de sus socios comerciales en las que amenazaba con la imposición de nuevos aranceles. Empezó con dos de los más destacados, Japón y Corea del Sur, a los que avisó en sendas misivas dirigidas a sus gobernantes −y publicadas pasado el mediodía en Washington− de que los bienes importados desde ambos países serían gravados con aranceles del 25%.
Después fue el turno de Malasia (25%), Kazajistán (25%), Sudáfrica (30%) Laos (40%) y Myanmar (40%), y, unas horas después, de Túnez (25%), Bosnia (30%), Indonesia (32%), Serbia (35%), Bangladesh (35%) y Camboya (36%), y Tailandia (36%). Cabe interpretar esa correspondencia como maniobras de presión de Washington para influir en las negociaciones en marcha. Según publicó Reuters, no está previsto que la Unión Europea reciba una de esas cartas.
En todas esas misivas, dirigidas a los líderes de cada país, Trump también les advierte: si deciden responder con gravámenes a los productos estadounidenses, Whashintong les impondrá una tasa adicional de esa misma cuantía que se sumará a los porcentajes impuestos este lunes. El anuncio provocó inmediatamente la caída de los mercados, sensibles también a la incertidumbre que gobierna las decisiones económicas de Trump.
Las al menos 14 cartas cartas enviadas son muy parecidas entre sí. Comienzan diciendo que su envío demuestra “la fortaleza y el compromiso” de las respectivas relaciones comerciales, y que Estados Unidos ha decidido continuar con ellas, pero solo en un marco “más justo y equilibrado”. Así, les ofrecen, continúan los textos, “participar de la extraordinaria economía estadounidense”, siempre que se avengan dejar atrás los “déficits comerciales” provocados por “los aranceles, y las barreras regulatorias, no arancelarias y de comercio”, que, añaden las cartas, “desafortunadamente, están lejos de ser recíprocos”.
“Si por lo que sea deciden subir los aranceles [a los productos estadounidenses] les responderemos con ese mismo gravamen más un 25%”, amenazan la misivas, que agregan que no se impondrán tasas a las empresas que decidan fabricar en Estados Unidos. Los textos también dicen: «Este deficit comercial es una amenaza grave a nuestra economía y, de hecho, a la seguridad nacional!“. En ellos, Washington se abre a cambiar su decisión, ”y considerar un ajuste», si los países se avienen a modificar las condiciones que afectan a los bienes estadounidenses.
Ninguno de esos nuevos aranceles interfieren o cambian los ya existentes, impuestos por sectores, como el aluminio y el acero (50%), los coches (25%).
La idea de avanzar en el frente de la guerra comercial global a golpe de correspondencia la lanzó Trump el pasado viernes, cuando, después de varios días en los que su Administración coqueteó con la posibilidad de retrasar el plazo del 9 de julio, el presidente de Estados Unidos pasó de nuevo a la ofensiva con el anuncio del envío este lunes de una primera remesa de misivas a «10 o 12 países» con la decisión tomada por su Administración sobre qué aranceles les caerán, y que estos entrarán en vigor el 1 de agosto.
El republicano no dio detalles sobre los países que primero recibirían esas misivas, ni qué gravámenes llevarían impresas. Sí dio una doble, aunque vaga, horquilla, de entre el “10% y el 20%” y “hasta el 60% y 70%”. El domingo, su secretario del Tesoro, Scott Bessent, volvió a poner encima de la mesa la fecha de principio de agosto en una entrevista televisiva, pero negó que se tratara de un “aplazamiento”.
Leavitt, la portavoz de la Casa Blanca, confirmó este lunes que se esperaba el envío de más cartas en los próximos días. También prometió “más acuerdos” y que los “países seguirán negociando con Estados Unidos”.
Fuente EL PAÍS
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