lunes, 17 de julio de 2023

UE trata de reiniciar relación con América Latina con cumbre «entre iguales» después de casi una década

 

La sombra de la influencia rusa sobre la región preocupa a una Unión que «necesita aliados».

​El acuerdo con Mercosur y una estrategia geopolítica compartida, puntos clave de un encuentro casi histórico.

Casi una década. Ese es el tiempo que llevan si verse, sentadas en la misma mesa, la Unión Europea y América Latina. Pero es algo que va a cambiar este lunes y martes con la celebración en Bruselas de la cumbre UE-CELAC con el objetivo de que Europa recupere los lazos con un socio al que quiere acercar más que nunca, en parte por interés mutuo y en parte para alejar las sombras de la mano rusa en el otro lado del océano. 

Así, los 27 líderes de la Unión se verán con los de los países de Latinoamérica y el Caribe (la CELAC tiene 33 miembros en total) en Bélgica ocho años después de la última vez y diez más tarde del primer encuentro, que se celebró en Santiago en el año 2013. Además, la cita adquiere una especial relevancia para España, pues es la primera gran reunión que tiene lugar bajo su presidencia del Consejo, más allá de los evidentes lazos culturales que le unen con América Latina.

La cumbre estará copresidida por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, en su calidad de presidente de turno de la CELAC. También participarán en el cónclave la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el Alto Representante de la UE, Josep Borrell. Salvo sorpresa, el encuentro se alargará durante día y medio.

En la agenda, muchos temas para no demasiado tiempo. «Los líderes debatirán cómo aprovechar el enorme potencial y las oportunidades que ofrece la doble transición ecológica y digital para aumentar la prosperidad de nuestros ciudadanos. Los principios de una transformación equitativa, social y justa constituirán la base de nuestro compromiso y garantizarán que nadie se quede atrás», explican desde el Consejo Europeo.

Entre los asuntos más relevantes estarán la cooperación reforzada en los foros multilaterales, la paz y estabilidad mundiales, el comercio y la inversión, la recuperación económica tras la pandemia y ahora con la guerra en Ucrania, la lucha contra el cambio climático o la colaboración en materia justicia y seguridad.

Bajo ese mapa, la UE insiste en que necesita «aliados» para hacer frente a los retos estratégicos que plantean otros actores como Rusia o China, pero además es necesario desbloquear el acuerdo con Mercosur, bloqueado desde hace 20 años y que ahora se hace más necesario que nunca precisamente en esa búsqueda del bloque comunitario de nuevas zonas de influencia y de intercambios. Es por eso que, repiten en los pasillos de Bruselas, esta cumbre será una forma de demostrar que ambos lados del océanos «se miran de igual a igual».

Paulina Astroza, directora del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Concepción (Chile), explicó en su momento que un paso importante para reactivar las relaciones pasa precisamente por «retomar las cumbres como la UE-CELAC», que se va a celebrar esta semana. «Las relaciones entre la Unión y América Latina en general son buenas pero se han dejado de lado», sostiene la profesora, lo que ha dado paso «a otros actores», como pueden ser Rusia pero sobre todo China. Además, Astroza ve con buenos ojos «la creación de un órgano permanente» como espacio para reforzar las relaciones, porque, dice, «el vínculo es asimétrico».

«En esas relaciones hay distinto ritmo en función de quién se habla, y no es una relación entre iguales«, pero ahora «la UE necesita a América Latina más que antes» no solo a nivel político, sino también en lo que se refiere a las materias primas. Y es que por ejemplo Argentina, Bolivia y Chile acumulan el 60% de la producción de litio en la región, y es un material clave del que Europa tendrá que tirar para despegarse de la dependencia energética rusa, igual que con el hidrógeno verde, también relevante en los países latinoamericanos.

Con todo, no va a ser una cumbre nada sencilla para la UE porque los países lationamericanos y caribeños llegan precisamente con exigencias. No quieren ser un mero espectador a merced de los intereses de Bruselas, sino precisamente un vínculo en pie de igualdad en todos los temas que incluye el encuentro. Así se expresaron por ejemplo estas semanas tanto el presidente de Brasil, Lula da Silva, como otros como el mexicano Andrés Manuel López Obrador o el argentino Alberto Fernández. La geopolítica de la UE, si tiene que pasar por América Latina, no puede hacerlo a cambio de nada.

España, con un papel fundamental

En esa línea se pronunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras su reunión este jueves en Moncloa con el chileno Gabriel Boric. «Creemos que Europa y América Latina y el Caribe están llamadas a mantener una relación estratégica en la que ambas regiones podemos mutuamente salir reforzadas», apuntó Sánchez, elevando la voz con España como país que preside hasta diciembre el Consejo de la UE y que por tanto tendrá que arbitrar y coordinar cualquier avance en las relaciones.

Al mismo tiempo, el jefe del Ejecutivo se ha comprometido con Boric a intentar cerrar este semestre el nuevo acuerdo entre la UE y Chile y repitió que ve la cumbre con la CELAC como «un punto de inflexión» de cara al futuro. El líder chileno, por su parte, recogió el guante y aseguró estar dispuesto a «profundizar» en los vínculos con Europa. Rusia mira desde la distancia porque, visto lo visto, las opciones que no aproveche la UE con Latinoamérica como socio preferente puede aprovecharlas Putin para aumentar su influencia; de ahí que los 27 sepan que la refundación de las relaciones tiene que salir bien. Bruselas, primera parada.

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