Los supervivientes de las graves inundaciones que azotaron Afganistán, la semana pasada, debido a las fuertes lluvias seguían buscando a sus seres queridos. Según la agencia alimentaria de las Naciones Unidas (PMA), más de 300 personas han muerto como consecuencia de las lluvias inusualmente intensas en el país.
Miles de viviendas han quedado destruidas, la mayoría en la provincia nororiental de Baglán, y según UNICEF, al menos 51 niños han muerto. Los grupos de ayuda están enviando suministros humanitarios a las zonas afectadas.
La mayor parte de Baglán es «inaccesible para camiones«, aseguran desde el Programa Mundial de Alimentos (PMA), añadiendo que están recurriendo a todas las alternativas que se les ocurren para llevar alimentos a los afganos.
La OMS ha entregado siete toneladas de ayuda
Los supervivientes se han quedado sin hogar, sin tierra y sin fuente de sustento y la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que ha entregado siete toneladas de medicamentos y botiquines de emergencia al país.
El último desastre se ha producido poco después del anterior, en abril, cuando al menos 70 personas murieron a causa de las fuertes lluvias e inundaciones repentinas en el país. Las aguas también destruyeron unas 2000 viviendas, tres mezquitas y cuatro escuelas en las provincias occidentales de Farah y Herat, y en el sur de Zabul y Kandahar.
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