EDITORIAL
El problema del sistema de salud en República Dominicana poco a poco se ha convertido en un problema generalizado, pues hace cerca de 20 años se creó la “Seguridad Social” que ni es segura y muchos menos social.
Debemos recordar que el sistema hospitalario del país ante de la existencia de la Seguridad Social, aunque fuera mínimamente, en el país nadie, absolutamente nadie se quedaba sin el servicio médico por más humilde que fuera, y con algunos medicamentos esenciales, que se adquiría gratis en los hospitales.
Hoy existe la Seguridad Social, pero esta solo está al alcance de unos cuantos, muestra de ellos son las constantes denuncias sobre personas que mueren en las puertas de los hospitales y clínicas privadas sin que sean atendido por un facultativo, o porque carecen de dinero para pagar por adelantado un servicio que quizás no sea necesario pagarlo.
La muerte recientemente de un adolescente de 16 años en una clínica privada del país por carecer de 30 mil pesos para pagar por adelantado en un centro médico dominicano, eso deja mucho que pensar, y es que en este país por más cambios que hayan ofrecido la situación continúa sin control, porque aquí el que no tiene nada, nada vale.
Hacemos un llamado al presidente de la república Lic. Luís Abinader para que trate de introducir algún proyecto tendente a favorecer la clase desposeída, así como también al Congreso Nacional para que legislen a favor de la ciudadanía, la más humilde que compone la mayoría.
Es de todo conocido que tener un seguro médico en este país, tampoco garantiza que la población reciba atenciones médicas sin tener que agredir sus propios bolsillos pagando complementos económicos que muchas veces no pueden pagar, más el carácter de algunos médicos abusadores que entre más citas otorgan a sus pacientes , mayores son sus beneficios, porque de ahí nadie sale sin vaciar la buchaca.
Es penoso ver anunciar por los diversos medios de prensa la situación de algún ciudadano carente de recursos para suplir sus necesidades y a pesar del Gabinete Social del Estado, del programa supérate y otras instituciones de ayudas gubernamentales, son muchas las personas que no poseen un pan para echárselo a la boca, y muchos menos para solventar los problemas de salud.
Presidente Abinader, usted es un hombre bueno: cambie eso.