Hombre no hay ninguno:
fantasmas de unas flores
y bramidos en piernas amputadas.
Frío espacio de voz grave,
de labios mordidos prisioneros,
vestidos de azul, con la mirada
perdida frente a las otras.
y bramidos en piernas amputadas.
Frío espacio de voz grave,
de labios mordidos prisioneros,
vestidos de azul, con la mirada
perdida frente a las otras.
Es todo amarillo y nublado
en el agua prisionera de ambas manos.
¡Yo qué escribo!
¡Yo qué busco!
¡También perdido frente a los otros!
¡Yo qué escribo!
¡Yo qué busco!
¡También perdido frente a los otros!
Neo Carmona