ALBERTO QUEZADA autor del artículo |
Lo que acaba de ocurrir en la Universidad Autónoma de Santo Domingo es, sin lugar dudas, un reflejo inocultable del alto nivel de violencia, intolerancia y politización en que se encuentra sumergida la sociedad dominicana.
Los lamentables hechos que hasta ahora se han reportado a través de los diferentes medios de comunicación en la alta Casa de Estudios, son típicos actos de barbarie que deben avergonzarnos a todos por igual.
Un muerto y al menos seis heridos han sido contabilizados hasta ahora en un tiroteo durante la celebración de las elecciones estudiantiles en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) para elegir a los directivos de la Federación Dominicana de Estudiantes (FED).
Esos acontecimientos escenificados en ese recinto sagrado de nuestra Alma Mater, deben servir para llamar la atención de quienes nos dirigen e interactúan en el escenario público para que entiendan que hay que hacer un alto el camino.
Que es necesario que se entienda que al paso que vamos el resultado a obtener en un breve tiempo será el de la confrontación permanente, la anarquía y el desastre a todos los niveles.
Lo de la UAUSD repugna, lacera y me dobla el alma, porque allí me he formado y quiero que ese centro de pensamiento de excepción de América siga siendo espacio para estudiar para todos y todas.
Toda muerte es lamentable, es verdad, pero hay que preguntarse y preguntarles a los estudiantes y los que dirigen a la UASD, que hacia el señor Daniel Castillo, de 42 años, hoy muerto de un disparo en la cabeza, lamentablemente, sino era estudiante ni empleado de esa universidad?.
Otra cosa, de donde salieron las armas de fuego que portaban los actores de las diferentes tendencias estudiantiles universitarias que escenificaron el enfrentamiento en pleno campus universitario?
Lo que se está viviendo en esa universidad estatal es insoportable, hay que revisarla, transformarla y modernizarla, sacando de ella toda esa lacra que la ha dañado por décadas y que parece que nadie quiere meterle el diente. Sólo Dios sabrá porqué?.
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