Ni injusticia ni privilegios
EDITORIAL
Cuando se habla de justicia, al mismo tiempo se habla de
igualdad para todos, en tal sentido se
imparte de manera equitativa a todo aquel que viole la Ley, si algo anda mal en
este país, entonces se habrá de cambiar para que realmente no haya ni
injusticia, ni privilegios.
El trato que las autoridades judiciales y policiales dan a
los delincuentes del país es considerado por algunos como permisivos o vejatorios, mientras que otros
dicen que se deben ser más drástico con estos violadores en momento que se son
reducidos a la obediencia o se condenan por ante los tribunales.
Muy escasamente se violan las leyes de manera involuntaria,
por lo tanto donde existe la justicia bajo un régimen democrático, la misma
deben aplicarse de igual medida, porque en fin, todos estos de alguna forma han
quebrado alguna regla, de no ser así, entonces se consideran inocente de las
acusaciones que se les imputan.
Porqué hay que tratar a macana limpia al delincuente que hace
un asalto callejero, y a los delincuentes de oficina guardarles respeto? No, si
se violan las leyes hay que darle el mismo trato a todos, para que no haya
injusticia ni privilegios, sin embargo cabe la pena señalar que a todos los
seres humanos, violadores de las normas no importa de qué índole, se le deben
dar tratos adecuados, igualitarios sin violarles sus derechos ni prerrogativas.
Simplemente en la República Dominicana, un país donde prevalece
el sistema democrático se debe cambiar la forma de tratar a quienes caigan en
mano de la justicia, para ser reducidos a la autoridad pública, y conducidos de
manera humana por ante los tribunales, como mandan las leyes sin presiones, y
sin torturas, porque estos métodos solo se aplican en los regímenes
autoritarios, pero tampoco tratar con complacencia a los violadores de las
normas a aquellos llamados de cuellos
blancos, porque de tal forma sería privilegiar a quienes realmente quebrantan
las leyes.
Se debe recordar, que ningún presidiario es culpable de los
hechos que se les imputan, hasta que no sean demostrados y condenados por antes
los tribunales competentes.