El volcán de Grindavík empezó a arrojar lava anoche al suroeste de la capital Reikiavik, pero ahora parece que la intensidad de la erupción está disminuyendo. Algunos vecinos de Grindavík temen que la lava acabe cubriendo su población.
La intensidad de la erupción del volcán de Grindavík, que comenzó a arrojar lava anoche al suroeste de la capital Reikiavik, está disminuyendo, según la Oficina Meteorológica de Islandia (OMI), mientras que las autoridades han creado un parámetro de seguridad en la zona afectada, que ya fue evacuada hace semanas.
La defensa civil del país lleva semanas en alerta máxima ante una posible erupción del volcán que al final ocurrió a unos cuatro kilómetros de la ciudad de Grindavík. Entre los habitantes de la ciudad pesquera y los turistas, que han acudido al lugar para ver este fenómeno natural, hay emoción pero también preocupación.
Una experiencia emocionante
«Estoy muy emocionado de estar aquí en este lugar, en este momento, y ser testigo de este fenómeno natural. (…) ¡Es algo sacado de una película!», dijo uno de los turistas que ha visitado el área, Robert Donald Forrester III.
“Ahora, esta vez, están sucediendo muchas cosas y la ciudad involucrada podría terminar bajo la lava que fluye detrás de nosotros, así que… para ser sincero, es una especie de sentimientos encontrados. A ver cómo va y cuánto dura. Es emocionante verlo, pero sí, es un sentimiento agridulce en este momento”, apuntó Ael Kermarec, un guía turístico francés residente en Islandia.
La OMI explicó en su último boletín que la fisura volcánica tiene unos cuatro kilómetros de longitud, con el extremo norte justo al este de Stóra-Skógfell y el extremo sur justo al este de Sundhnúk. La distancia desde el extremo sur hasta el borde de Grindavík es de casi tres kilómetros, añadió.
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