El sobrino de JFK era demócrata hasta el año pasado y se adhirió a la campaña de Trump en agosto
A Donald Trump le quedan casi dos meses para iniciar su mandato presidencial pero, fiel a su sentido del espectáculo, está desvelando los nombres de su equipo como si de fichajes del Real Madrid se trataran. Y entre los galácticos está un Kennedy. Eso sí, la oveja negra: cree que las vacunas causan autismo, es negacionista del sida y guarda esqueletos en el armario.
Robert F. Kennedy era, con todo, un convencido demócrata hasta hace poco más de un año. En octubre de 2023 se bajó del carro para postularse, ya a inicios del presente año, como candidato independiente a la presidencia de los EEUU. En agosto renunció y pasó a apoyar a Trump. Este le ha compensado con la dirección del Departamento de Salud y Servicios Sociales (HHS, por sus siglas en inglés), que maneja un presupuesto superior a los 3 billones de dólares.
«Voy a dejar que se vuelva loco con la salud. Voy a dejar que se vuelva loco con la comida. Voy a dejar que se vuelva loco con los medicamentos«, dijo Donald Trump en un mitin reciente en Nueva York.
Kennedy, hijo del fiscal general de EEUU asesinado en 1968 y sobrino del expresidente asesinado en 1963, es un declarado activista antivacunas, mascarillas y otras medidas de salud pública como la fluoración del agua potable.
«Espero trabajar con los más de 80.000 empleados del HHS para liberar a las agencias de la nube asfixiante del control corporativo para que puedan seguir su misión de hacer que los estadounidenses vuelvan a ser las personas más saludables de la Tierra», ha declarado en X tras el anuncio.
«Juntos acabaremos con la corrupción, acabaremos con la puerta giratoria entre la industria y el gobierno y devolveremos a nuestras agencias de salud su rica tradición de ciencia basada en evidencias y de referencia. Ofreceré a los estadounidenses transparencia y acceso a todos los datos para que puedan tomar decisiones informadas para ellos y sus familias»
En declaraciones anteriores era más claro: aboga por despedir a «departamentos enteros» de la agencia de alimentos y medicamentos de EEUU, la FDA, a la que tiene en el punto de mira y acusa de corrupción.
Además, se responsabilizará de los programas Medicare y Medicaid (la sanidad pública estadounidense), la regulación de los dispositivos sanitarios y la alimentaria, entre otras cosas.
Sin embargo, su puesto debe ser validado en el Senado, algo que podría tener complicado por su pasado: ha sido arrestado por posesión de marihuana y heroína, una exniñera de la familia lo ha acusado de agresión sexual y ha reconocido que arrojó un oso muerto en Central Park (Nueva York) para encubrir a una amiga, entre otras cosas.
Kennedy era conocido por su lucha como activista medioambiental. Abogado de diversas ONG y profesor de Derecho Ambiental en la Universidad de Pace (Nueva York), durante décadas litigó para imponer y ampliar la protección del medio ambiente, desde la cuenca del río Hudson hasta las tierras de tribus nativas.
Desde hace tiempo, sin embargo, sus intereses se han ido moviendo hacia la salud. Es presidente de Children’s Health Defense, un lobby que ha hecho campaña contra las vacunas, la fluoración del agua potable o la red de comunicaciones 5G.
Entre otras cosas, es un promotor del bulo de que las vacunas provocan el autismo en niños, incluso ha escrito un libro sobre ello, a pesar de que el artículo que dio pie a esta teoría lleva años retractado y a su autor se le revocó la licencia para ejercer la medicina por manipular abiertamente los datos.
También difundió que la muerte de dos bebés en Samoa en 2018 se debió al mercurio contenido en la vacuna triple vírica, cuando fue debido a que se les administró por error un relajante muscular.
Su activismo antivacunas llevó a varios familiares (dos hermanos y una sobrina) a escribir una carta abierta en la revista Politico en 2019 repudiándole por infundir desconfianza en la ciencia mediante la expansión de bulos.
Como es obvio, atacó las vacunas frente al coronavirus y, tras la pandemia, su activismo conspiranoico no ha hecho más que aumentar. Llegó a afirmar que la Covid ataca más a blancos y negros, y que los judíos y los latinos están más protegidos.
La batalla del flúor
Kennedy también ha cuestionado la relación entre el VIH y el sida, apoyando teorías que niegan que el VIH sea su causa, a pesar de la evidencia científica que lo confirma.
Su última batalla está siendo revocar la fluoración del agua potable, una medida que se expandió en el país norteamericano en los años 60 y que ha mejorado la salud bucal de varias generaciones.
Entrevistado en el pódcast de Joe Rogan, uno de los más escuchados de EEUU, Trump dijo que eliminar la fluoración del agua le «parece bien».
Parafraseando el lema MAGA (Make America Great Again, ‘Vuelve a hacer grande a América’) de los seguidores de Trump, ha creado la plataforma MAHA (Make America Healthy Again, ‘Vuelve a hacer sana a América’) para implantar su agenda en el próximo gobierno.
«Durante demasiado tiempo, los estadounidenses han sido aplastados por el complejo industrial de alimentos y las compañías farmacéuticas que han participado en el engaño, la desinformación y la información errónea cuando se trata de salud pública», ha declarado Donald Trump al tiempo que anunciaba el nombramiento de Kennedy.
«La seguridad y la salud de todos los estadounidenses es el papel más importante de cualquier administración, y el HHS desempeñará un papel importante para ayudar a garantizar que todos estén protegidos de los productos químicos nocivos, los contaminantes, los pesticidas, los productos farmacéuticos y los aditivos alimentarios que han contribuido a la abrumadora crisis de salud en este país. Kennedy restaurará estas agencias a las tradiciones de la investigación científica de referencia y los faros de la transparencia, para poner fin a la epidemia de enfermedades crónicas y hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande y saludable».
Fuente: El Español
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