El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo a sus tropas que Hamás se estaba desgastando, pero que la persecución del grupo «continuará durante años».
Al menos 14 personas han muerto y decenas han resultado heridas en un ataque israelí que alcanzó la escuela Abu Ariban, en el campo de refugiados de Nuseirat en Gaza.
La escuela, gestionada por la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), estaba siendo utilizada como refugio para personas desplazadas mientras continúa la guerra en toda la Franja.
«El que va a la escuela es porque quiere esconderse de la muerte. No va a resistir. No queremos nada. Sólo queremos estar a salvo, pero ahora ni la escuela ni la casa ni ningún lugar son seguros. Están atacando todo«, dijo Um Fadi Al-Zeer, una de las mujeres desplazadas que se encontraban en la escuela.
El Ejército israelí declaró en un comunicado que había atacado a «terroristas que, al parecer, operaban en la zona y tenían su base en la escuela de la UNRWA».
Uno de los ataques más mortíferos
El ataque se produce un día después de que al menos 90 personas murieran y otras 300 resultaran heridas en un ataque aéreo masivo israelí en el sur de Gaza.
Ese ataque fue uno de los más mortíferos de los nueve meses de guerra desencadenados por el ataque de Hamás el 7 de octubre en el sur de Israel, en la que murieron unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y más de 200 fueron tomadas como rehenes.
Mientras tanto, en el norte de Israel, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, se reunió con las tropas en la base aérea de Nevatim.
Alabó al personal de servicio por sus esfuerzos para desgastar a Hamás, pero advirtió de que la persecución del grupo «continuará durante años».
«Hamás se desgasta cada día, paga precios y su capacidad para volver a fortalecerse es muy baja. Hemos cerrado el cerco en Rafah, estamos atacando sus puestos de mando, los almacenes de armas, las salas de comunicación, todos los lugares donde se fabrican armas. El resultado es que no tiene capacidad para armarse, ni para organizarse, ni para atender a los heridos», afirmó.
En el norte de Gaza, las organizaciones benéficas han creado comedores en un intento de mantener alimentada a la población, mientras la ayuda sigue llegando al enclave a cuentagotas y los suministros disminuyen.
Más del 80% de los 2,3 millones de habitantes del territorio se han visto desplazados por los combates, y muchas personas se han visto obligadas a reubicarse varias veces, viviendo en míseros campamentos improvisados con acceso limitado a alimentos, agua potable y productos sanitarios.
Los expertos internacionales afirman que cientos de miles de personas en Gaza están al borde de la hambruna.
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