Decenas de manifestaciones en Francia contra Ley de inmigración

 

Gabriel Attal interrogado sobre el tema en la calle

Este es el primer acto de lo que promete ser una movilización aún mayor dentro de una semana. Varias decenas de concentraciones se organizaron en toda Francia contra la ley de inmigración aprobada el 19 de diciembre. Más de 400 colectivos, asociaciones, sindicatos, como Solidaires, y partidos políticos, como La France insoumise (LFI), han convocado manifestaciones diez días antes de que la ley se someta al Consejo Constitucional el 25 de enero.

Miles de personas se reunieron por la mañana en La Rochelle, Nîmes, Saint-Etienne y Lannion. Otras concentraciones tuvieron lugar por la tarde, en Burdeos, Lyon, Marsella y Estrasburgo, donde marcharon entre 2000 y 3000 personas en cada ocasión. En su llamamiento a manifestarse, el sindicato Solidaires denunció lo que calificó de “la ley más regresiva desde hace 40 años”. «Esta ley racista y xenófoba restringe el derecho de residencia, aumenta considerablemente la represión y ataca el derecho de asilo, el derecho a la tierra, a los extranjeros enfermos, a los estudiantes no europeos y a la reagrupación familiar”, escribió. «El ataque a los alojamientos de emergencia y el endurecimiento del acceso a las prestaciones sociales, incluidas las ayudas familiares y los subsidios de vivienda, arrojarán a las familias a la calle o a los brazos de los arrendadores de chabolas, especialmente a las mujeres migrantes».

Varios miles de personas se manifestaron contra una “ley racista” en París, a partir de las 15.00 horas en la plaza de la República. “Exigimos la retirada total de la ley. Hemos venido a Francia a trabajar, no somos delincuentes”, declaró Mariama Sidibé, portavoz del colectivo de sin papeles de París, antigua empleada de hogar ahora jubilada. “Es una ley racista, pensada para mantenernos en la precariedad y criminalizarnos, y esta movilización es sólo el principio”, añadió Aboubacar Dembélé, del colectivo de sin papeles de Vitry-sur-Seine (Val-de-Marne).

Al mismo tiempo, de viaje por Caen, el nuevo Primer Ministro Gabriel Attal fue interrogado por una transeúnte sobre esta misma ley. «Es despreciable aprobar una ley así”, declaró la mujer a las cámaras. «Necesitamos tanto a esta gente [los inmigrantes], son útiles en muchos trabajos”. “No digo lo contrario, pero tenemos que ser más claros con nuestras normas […], e integrar mejor a las personas que están destinadas a quedarse en Francia porque, tiene razón, las necesitamos”, replicó el Primer Ministro, admitiendo la existencia de “situaciones humanamente trágicas”. “Pero dejar que la gente llegue a nuestras costas, sabiendo muy bien que no podremos acogerlos, tampoco les hace ningún favor”.

Aunque ausente en gran medida de las manifestaciones, la CGT está detrás de otra concentración prevista para el 21 de enero. Sophie Binet, secretaria general de la CGT, es una de las firmantes del llamamiento 201, “denunciando a los mercaderes del odio y los mecanismos de división sin fin de nuestra sociedad” y con el objetivo de “anteponer lo esencial: la unidad y la solidaridad”. “La idea es reunir a todos aquellos que están conmocionados por esta ley redactada al dictado de la extrema derecha y situarnos en el plano de la humanidad hacia los demás y del apego a los valores fundamentales de la República: la universalidad de los derechos, la preservación del derecho de ciudadanía”, explicó Sophie Binet. La CFDT, la Unsa, la FSU y personalidades como Jacques Toubon también han firmado el texto.

Esta otra movilización tendrá lugar cuatro días antes de que la ley se someta a los Sabios. Durante su saludo anual al Presidente de la República, Laurent Fabius, Presidente del Consejo Constitucional, criticó directamente a Emmanuel Macron, afirmando que “el Consejo Constitucional no es ni una cámara de eco de las corrientes de opinión, ni una cámara de apelación de las elecciones del Parlamento, es el juez de la constitucionalidad de las leyes”. Desde la adopción de la Ley de Inmigración, el gobierno ha contado con una censura parcial del texto, de modo que los elementos introducidos para obtener los votos de la derecha y hacer pasar el texto por el Parlamento – gracias en particular a los votos de la extrema derecha – a pesar de la mayoría relativa.