Pese a las inversiones millonarias para reconstruir y reequipar unos 56 hospitales públicos y 40 centros de diagnósticos, y pese a la euforia presidencial sobre su impacto en la calidad de la asistencia médica, crecen las críticas sobre el limitado presupuesto, la baja calidad, las deficiencias de la atención primaria y la desarticulación entre los centros de salud.
Las opiniones de dos decanos de medicina, recogidas por la periodista Altagracia Ortiz en el periódico HOY, no dejan lugar a dudas de que los resultados sanitarios son muy, pero muy inferiores, a las legítimas aspiraciones y necesidades de las familias más pobres y vulnerables.
La Dra. Rosel Fernández, decana de Salud de la UASD, resumió la situación así: “un deficitario presupuesto, ausencia de la estrategia de Atención Primaria de Salud (APS), desorganización, desarticulación, y falta de calidad de los servicios de la red, son solo algunos de los graves problemas que afectan al sistema de salud en la República Dominicana”.
En idéntica dirección se pronunció el decano de medicina de UNIBE, Dr. Marcos Núñez, al señalar los retos del país: “baja inversión en salud, poco soporte a la Atención Primaria, ausencia o déficit de estadísticas y falta de un análisis de consenso en torno a las falencias que afectan al sistema de salud dominicano”.
No debe extrañarnos esta coincidencia de dos academias con enfoques y estrategias diferentes, ya que sobran evidencias y estudios que así lo confirman. Basta con señalar la prevalencia de una alta tasa de mortalidad materna de 104×100,000 y de mortalidad infantil de 24×1,000 nacidos vivos, en un país cuya economía crece como la espuma.
La política de cemento y varilla no resuelve los problemas estructurales
Llama la atención que ninguno de los decanos valorara la política oficial de concentrar los esfuerzos en la renovación de la infraestructura de los centros de salud. Y no precisamente porque no sea necesaria, sino porque se trata de acciones absolutamente insuficientes y unilaterales, con bajo impacto en la calidad y oportunidad de los servicios de salud.
Queremos insistir en que, para aquellos funcionarios y políticos que conciben al sector salud como una fuente de negocios y acumulación, la inversión en la atención primaria debe ser la mínima necesaria para llenar las apariencias. Su prioridad es concentrar los recursos en los grandes centros hospitalarios, donde las oportunidades de enriquecimiento resultan considerablemente mayores.
La coincidencia de ambos académicos sobre la desorganización y desarticulación, fortalece la tesis de muchos especialistas de que, en realidad, el país carece de un verdadero sistema de salud, debido a la ausencia de coordinación funcional entre las instituciones y centros de salud, tanto públicos como privados.
Compartimos con la decana de la UASD que, de haberse aplicado las leyes 42-01 y 87-01, hoy tendríamos un verdadero sistema de salud. Pero “ha sucedido lo contrario, y es por eso que hoy exhibimos muchas debilidades que afectan a una población pobre, con discriminación socioeconómica y vulnerable a enfermedades y muertes prevenibles”.
almomento.net
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