lunes, 28 de enero de 2019

LA FED Y LA AUTONOMÍA DE LA UASD EN ÉPOCA DE CARO ÁLVAREZ

                                                                                                        Por Sebastián Del Pilar Sánchez
 
La tarde del jueves 13 de julio de 1961 se convocó una asamblea de estudiantes en la antigua Universidad de Santo Domingo para formar una entidad gremial con el nombre de Federación de Estudiantes Dominicanos (FED, destinada a ser el canal de lucha por la autonomía administrativa, económica y financiera de ese alto centro de estudios.
Ese objetivo entonaba con la línea renovadora que tocaba el ámbito educativo, inspirada en la reforma universitaria establecida en junio de 1918 en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
Aquella contagiosa revolución académica impactó en una parte del continente, con su traslado al año siguiente a la antigua capital inca del Cuzco, en el Perú, donde en 1919 se llevó a cabo el primer congreso estudiantil latinoamericano.
Este trascendental evento fue conducido por el joven líder peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, en su calidad de presidente de la Federación de Estudiantes, quien enriqueció la filosofía de la reforma con su proyecto de creación de las denominadas universidades populares, sujetas al desarrollo de los conceptos de autonomía, cátedra libre, representación estudiantil, derecho a huelga y relación obrero-juvenil.
Fue bajo el influjo de esa reforma que se convoca en la antigua Universidad de Santo Domingo la primera asamblea estudiantil, para constituir un sindicato representativo del alumnado y plantear entre otros objetivos, reproducir en la academia las ideas principales de la reforma de Córdoba, así como la lucha reivindicativa iniciada en varias universidades de América Latina por el citado líder peruano y el mártir cubano Julio Antonio Mella, fundador de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de su país.
Los jóvenes citados dieron brillo a la actividad gremial conduciendo adecuadamente el movimiento universitario latinoamericano, junto a otros dirigentes juveniles que dejaron sus huellas marcadas en las primeras organizaciones estudiantiles.
Estas fueron la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), fundada el 21 de octubre de 1906; la Federación Universitaria Argentina (FUA), creada el 11 de abril de  1918; la FEU, de Cuba, establecida el 20 de diciembre de 1922 y la Federación de Estudiantes de Costa Rica, instaurada el 28 de septiembre de 1953.
Aquella tarde del jueves 13 de julio de 1961, centenares de jóvenes universitarios comenzaron a congregarse en el paraninfo de la Facultad de Ciencias Médicas "Doctor Defilló" de la Universidad, para constituir la Federación de Estudiantes Dominicanos.
En esta asamblea se le exigía al gobierno, presidido por el presidente Joaquín Balaguer, que dictara una ley de autonomía y fuero universitarios similar a las que normaban las actividades de la Universidad de San Carlos de Córdoba, Argentina, 1919; Universidad Nacional Autónoma de México, 1929; Universidad de Bolivia, 1931; Universidad de Chile, 1931; Universidad de San Carlos de Guatemala,1944; Universidad de Costa Rica, 1949; Universidad Nacional Autónoma de Honduras, 1957; Universidad de la República de Uruguay, 1958; Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, 1958; y Universidad Central de Venezuela, 1958.
El pedimento de autonomía era el principal planteamiento en aquella asamblea de estudiantes criollos, a la que asistían aparentemente como espectadores el rector de la Universidad, arquitecto José Antonio Caro Álvarez y los vicerrectores, doctores Rogelio Lamarche Soto y Salvador Lluberes Peña, quienes ocupaban los asientos principales en la mesa de honor.
Una gran algarabía provocó la llegada de un grupo de jóvenes que lucían impecables de los pies a la cabeza, con sus camisas azul marino, pantalones de kaki y zapatos lustrados.
Los muchachos eran alumnos del Colegio Dominicano La Salle y entraron ordenadamente al salón, portando un gigantesco cartel donde podía leerse a distancia las palabras: "El estudiantado lasallista se une a la FED", que fue paseado por toda el área, en medio de una cerrada y estruendosa ovación de los asistentes.
También se sumó al acto una delegación de la influyente Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER), que operaba en los liceos y escuelas públicas del país, llevando otro letrero más pequeño que contenía un mensaje de solidaridad con los universitarios.
Casi de inmediato, se procedió a cantar el himno nacional y el estudiante de medicina Víctor Manuel De Camps Cáceres, quien fungía de maestro de ceremonias, a seguidas asumió la tarea de dar a conocer la agenda y presentar al primer orador.
Era Armando Antonio Hoepelman Ripley, alumno de la escuela de Filosofía, quien inició sus palabras explicando que el propósito de esa reunión era "constituir y organizar una agrupación de estudiantes que, dentro del respeto de las leyes y el orden público, sirva de un modo eficaz a la defensa de los derechos y los intereses legítimos de los estudiantes, así como a la consecución de todo aquello que contribuya al progreso y el bienestar tanto del estudiantado como de la Universidad".
Este bachiller se refería al derecho de los estudiantes dominicanos a ser parte de una universidad donde recibiesen educación libre de trabas y normas compulsivas propias de una escuela elemental; y favoreció, por ello, el desarrollo de la "libertad académica", un concepto surgido en la Universidad de Chicago en el año 1897, expuesto por el profesor y economista estadounidense Edward Webster Bemis, que fue luego incorporado a todas las constituciones democráticas.
La libertad académica es el derecho que tienen los alumnos y profesores universitarios a investigar la verdad en torno a cualquier tema de su libre elección; así como a interpretar sus descubrimientos y a comunicar sus conclusiones al público sin ser penados o molestados dentro o fuera de la institución a la que pertenecen.
El bachiller Armando Antonio Hoepelman valoró "el derecho de un profesor y un alumno a  ejercer la libertad de hablar, de escribir, de asociarse en federaciones o instituciones análogas, sin ser molestado por nadie ni ser despedido del cargo académico o cancelado su matrícula universitaria".
Igualmente ponderó el concepto de autonomía universitaria y la importancia que tendría para la universidad administrar los fondos que les asignare el Estado, seleccionar su propio personal docente en beneficio de catedráticos y estudiantes; organizar y administrar su patrimonio, así como darse una estructura de gobierno tipo colegiado que resultare de un proceso interno de votaciones.
Hoepelman destacó que estaba finalizando la era de autoridades designadas por decreto del Poder Ejecutivo, donde un rector tenía categoría de ministro de Estado, de acuerdo con  el decreto No. 530, emitido en enero de 1940 por el presidente Jacinto Bienvenido Peynado y Peynado.
También se refirió a la constitución de la FED, asegurando que ésta no tendría intereses partidistas "porque ello crearía divisiones dentro de los mismos miembros de nuestra institución que pertenezcan a facciones políticas diferentes".
Consideró que el gremio estudiantil debía de fundarse  "sobre todo en la unidad del estudiantado dominicano encaminada hacia los más altos fines que son prepararse para la obtención del bien común, para su mantenimiento y su defensa".
Luego habló el bachiller Eduardo Delgado Billini, señalando que el gremio estudiantil debía de tener una correcta orientación, desenvolviéndose sin riñas partidarias, para no desviarse a "los enfangados caminos del oportunismo".
Dijo que esa reunión tenía por fin "dejar ya formada para siempre nuestra Federación de Estudiantes Dominicanos, correspondiendo a sus fundadores "el honroso atributo de explicar el tema".
Añadió que "la sociología moderna nos está pidiendo a viva voz la unión de estas masas estudiantiles hasta ayer informes, para que ya debidamente unidas puedan luchar por los intereses propios que deberíamos poseer, y son precisamente los estudiantes universitarios los individuos que al estar debidamente capacitados contribuyan a la educación cívica del pueblo".
Eduardo Delgado afirmó que "los tímidos, los cobardes, los perezosos y los retraídos no son más que escorias que tarde o temprano serán dejados a un lado", y subrayó que no "admitiremos estancamientos de ninguna especie, nuestra juventud debe ser fuerza viva en constante trabajo; trabajo que nos dignifique, trabajo que nos ennoblezca, tenemos que seguir el ritmo sociológico de los primeros países del mundo".
Indicó que "para seguir el ritmo de transformación es necesario una acción mental única, una invariable valentía y una fuerza moral indestructible, y por  eso somos nosotros precisamente los más aptos, ya por razones naturales, ya por necesarias".
También señaló que se debía preparar a cada miembro de la sociedad para que fuese a la vez discípulo y maestro y se transforme en un ciudadano consciente de sus deberes y derechos; pero  con una conciencia clara de que "la educación debía comenzar en la niñez, para formar en el chico el primordial y básico concepto de la responsabilidad social"
Aseguró que un verdadero ciudadano se forma con ese atributo y una intensa vida cívica escolar, para "que actúe no pasivamente en asambleas, sino marcando errores, ganando el hábito de la libertad y la idiosincrasia, arrebatando de sus  manos la tea incendiaria de la ignorancia que tantas lágrimas nos había ocasionado".
El tercer orador fue el joven estudiante de medicina José Eugenio Villanueva, quien pidió la libertad inmediata del bachiller Manuel de Jesús Rojas Fernández (Cucho), un joven que hasta pocos días antes había sido la figura principal del proyecto de constitución de la Federación.
Cucho Rojas dirigió la primera manifestación estudiantil celebrada frente al Aula Magna de la Universidad durante la mañana del domingo 9 de julio de 1961. Esta protesta fue reprimida y dispersada por un contingente policial encabezado por el propio jefe de la institución del orden público, coronel Luis Enrique Montes de Oca, alegando que no había sido autorizada por el Ministerio de Interior y  Policía.
El líder estudiantil guardaba prisión en el Palacio de la Policía acusado de formar parte de un grupo de jóvenes incendiarios que le pegó fuego a la radioemisora oficialista Radio Caribe. Villanueva lo defendió señalando que su acusador Fabio Inoa era "un asalariado personaje de una empresa afectada" y un "cínico delator de lo falso".
Al final de su defensa, Villanueva le entregó el micrófono a su compañero Rafael Francisco Alburquerque De Castro, quien procedió a dar lectura a una carta enviada al presidente Balaguer, por el comité gestor de la FED.
En dicha comunicación se le decía al jefe del Estado que esa organización no tenía carácter político y se proponía agrupar a todos los estudiantes que quisieran ingresar en ella, para promover entes activos en la comunidad.
Se indicaba que así se estaría fomentando una serie de actividades dentro de las normas y prácticas consagradas por el uso y la costumbre del mundo occidental y se contribuiría también a un eficaz cumplimiento de la misión que compete a la Universidad.
La misiva señalaba que para alcanzar esos propósitos se emplearían "medios y procedimientos estricta y rigurosamente legales que mantengan y aumenten la simpatía de que estamos seguros gozamos ya en todo el orbe americano"
Igualmente, se le pedía al jefe del Estado garantías para los estudiantes "que por motivo de encarcelamiento político se vieron obligados a suspender sus estudios en la Universidad" y no habían podido reanudarlos aún.
El acto continuó con la selección del comité provisional de la Federación de Estudiantes Dominicanos, siendo escogido como su presidente Manuel de Jesús Rojas Fernández (Cucho), quien todavía era mantenido en prisión, y como miembros a los bachilleres Asdrúbal Domínguez Guerrero, Eduardo Delgado Billini, Leopoldo Grullón, Oscar Lama Habib, Miguel Genao y Daniel Céspedes, de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura; Víctor De Camps Cáceres, José Eugenio Villanueva y Alfredo Loinaz, de la Facultad de Ciencias Médicas; Rafael F. Alburquerque De Castro, Antonio Isa Conde, Joselyn Rodríguez Conde y Zaidita Lovatón Ginebra, de la Facultad de Ciencias Jurídicas; Armando Antonio Hoepelman, de Filosofía; Mariano Fiallo, Rubén Álvarez Rodríguez y Antonio Cuello Hernández, de Finanzas; Eduardo -Petit- Houellemont Roque, de Farmacia; y Ubaldo Francisco Roa, de Química Industrial.
Cucho Rojas, el presidente y vocero de la FED era el único dirigente escogido que confrontaba problemas judiciales, ya que estaba detenido por la policía y era investigado en relación a su presunta participación en la quema de Radio Caribe, un trágico suceso donde murieron dos personas y hubo pérdidas  materiales estimadas en un millón de dólares.
Tres días más tarde, el presidente Balaguer anunció que Cucho Rojas sería libertado, tras comprobarse la falsedad de la imputación y ser declarado libre de culpa por la justicia.
La mañana del 16 de julio de 1961, en una ceremonia celebrada en un salón contiguo a su despacho en el Palacio Nacional, Balaguer hizo formal entrega del estudiante de Derecho Cucho Rojas, de 25 años, a su padre, el señor Manuel de Jesús Rojas Delgado.
En el acto, el jefe del Estado exhortó al joven libertado a proceder siempre dentro del marco de las leyes y el orden, mientras que éste agradeció su puesta en libertad, elogió la ecuanimidad con que la justicia juzgó su caso y se comprometió  a actuar siempre de acuerdo a las leyes.
De su lado, su padre, el señor Rojas Delgado, a nombre suyo, de su esposa Corina Fernández y de su hijo, también dio las gracias al jefe de Estado por el gesto de consideración hacia su familia.

Crédito del rector

Por último, se debe decir que el principal propulsor de aquella iniciativa sobre autonomía universitaria, fue el profesor José Antonio Caro Álvarez, nombrado rector el 8 de julio de 1961, por decreto del presidente Balaguer.
Este reconocido arquitecto, durante el mes que estuvo en esa función ejecutiva, se destacó por su respaldo a la creación de la FED y a la recién iniciada campaña por la autonomía y el fuero.
El 15 de septiembre de 1961 fue reemplazado en la rectoría por el entonces procurador general de la República, licenciado José Manuel Machado, quien fue sustituido poco después por el doctor Castaños Espaillat, primer funcionario electo en esa cuatricentenaria casa de estudios.
Sin embargo, aun así, a Caro Álvarez se le debe reconocer su aporte a la democratización de la universidad, su condición de profesional progresista y ministro eficaz que dirigió el Ministerio de Obras Públicas, poniendo su capacidad gerencial y su talento al servicio de la modernización del país, mediante la ejecución de obras de capital importancia para el desarrollo nacional, como la construcción de los edificios del Palacio de la Policía, el Ministerio de Educación, la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, el Banco Central, el hospital infantil Robert Reid Cabral y las facultades de Ingeniería y Ciencias Médicas de la UASD.
Se debe saber que el presidente Balaguer promulgó la Ley 5778, que concedía la autonomía y el fuero a la Universidad el 31 de diciembre de 1961, dos meses después de  sustituir al conocida rector y arquitecto. Se dijo entonces que éste había sido víctima de la malquerencia de Ramfis Trujillo, pero algunas personas conocedoras de la manera con que Balaguer trataba a sus subalternos, opinaron que la destitución de Caro Álvarez no obedeció al referido rumor, sino a la concepción del mandatario de que le convenía ejercer estricto control sobre sus funcionarios, tutelando el desempeño de sus cargos, incluyendo su brillo público.
Por ello consideraban que no le hubiera concedido la autonomía a la Universidad estando Caro Álvarez al frente de ella, para evitar que éste se atribuyera el mérito de esa gran conquista política y académica que hubiera aumentado su fama y  reconocimiento histórico.
Se estimaba que por esa razón el rector fue cancelado en el momento en que desarrollaba un papel activo y determinante en la formación de la Federación de Estudiantes Dominicanos.
De todas maneras, no se debe soslayar la circunstancia de que cuando Balaguer promulgó la Ley 5778 sobre autonomía en beneficio de la UASD, el país padecía un severo bloqueo económico impuesto a la dictadura de Trujillo por la VI Conferencia de Cancilleres latinoamericanos, reunida en San José de Costa Rica, en represalia por el atentado criminal contra el presidente de Venezuela Rómulo Betancourt, ocurrido el 24 de junio de 1960.
Pero sobre todo hay que considerar el hecho que tras el ajusticiamiento del tirano Trujillo, el 30 de mayo de 1961, el presidente Balaguer se vio compelido a iniciar el desmonte de la estructura dictatorial del régimen, permitiendo la llegada  al país de la Comisión de la Libertad encabezada por los exiliados dirigentes del partido blanco, Ángel Miolán,  Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo.
Desde ese momento prevaleció el compromiso de realizar un proceso de democratización de la sociedad dominicana que culminara en la realización de unas elecciones libres en 1962, aunque era difícil concretizar ese propósito con la familia Trujillo detentando  el poder. Ese problema produjo graves complicaciones al gobierno de Balaguer, a partir de los hechos suscitados en septiembre  de 1961, cuando en presencia de una comisión de  la OEA, el país fue estremecido por  el ametrallamiento de miles de personas que se habían concentrado en el lado occidental del puente Juan Pablo Duarte de la Capital, para ver pasar a los comisionados del organismo regional.
En la ocasión fueron asesinados el doctor Víctor Rafael Estrella Liz y el señor Manuel Martínez Cabrera, además de una gran cantidad de heridos. Y la sangre volvió a correr el 20 de octubre, cuando se originó la violenta represión de la calle Espaillat, en la que murieron el obrero José Ignacio Cerda y Tirso Roldán Vargas Almonte, lo que originó que cuatro días más tarde la OEA enviase a Santo Domingo una nueva comisión de derechos humanos para conocer la realidad dominicana.
En medio de esa situación de inestabilidad social,  anarquía y desorden, advino la matanza de los héroes del 30 de Mayo, la salida definitiva del país de Ramfis Trujillo y la decisión de Balaguer de complacer a los estudiantes universitarios, otorgándole, mediante la Ley No. 5778, la autonomía y el fuero a la más vieja universidad del nuevo mundo.

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