Por Neo Carmona
Todo país, libre, soberano e independiente, tiene el derecho a su libre determinación y con ello a reservarse el derecho de admisión a su territorio de cualquier ciudadano/a extranjero/a. Esto con el fin de garantizar la seguridad de su estado y de sus ciudadanos y ciudadanas.
México, país al que le tenemos gran admiración y respeto y al que nos unen fuertes e importantes lazos afectivos y de amistad, no es la excepción.
Sin embargo, a lo que ningún país tiene derecho, y tampoco en esto México es la excepción ni podemos permitírselo, es a dar un trato vejatorio, humillante y denigrante, violatorio de derechos fundamentales de ciudadanos/as extranjeros/as que cumpliendo todas sus leyes y requisitos migratorios requeridos han decidido visitarle.
Tal es el caso de las maestras Fidelina de la Rosa Hidalgo (Virtudes) y Mirna Jiménez de la Rosa, dos distinguidas académicas de la Universidad Primada de América, amigas y compatriotas dominicanas que se disponían a pasar unas vacaciones de 15 días en Ciudad México junto a familiares y amigos allí radicados y a las cuales sin ninguna razón ni justificación, no solo se les denegó arbitrariamente la entrada a Ciudad de México sino que recibieron un trato discriminatorio, de ultraje y humillaciones; siendo sometidas a todo tipo de vejaciones y maltrato verbal y sociológico, en una especie de secuestro, tortura, sin alimentos y en un limbo migratorio imperdonables e impedidas, incluso, de comunicarse con sus familiares, angustiados/as tanto en República Dominicana como en México donde les esperaban.
El colmo de la irresponsabilidad, maltrato y arbitrariedad de las autoridades de migración mexicanas llegó hasta al punto de pretender, mediante chantajes, amenazas y presiones que las dos maestras firmaran documentos en los cuales aceptaban responsabilidades para justificar esas acciones y que no sólo ellas no habían cometido sino de las cuales no estarían conscientes ya que no les permitían lectura previa de los documentos ni discutieron con ellas como afectadas los términos y las posibles responsabilidades que aceptaban al firmarlos.
Esas acciones irresponsables, perversas y a todas luces injustificadas y discriminatorias por parte del gobierno mexicano a dos distinguidas académicas y dominicanas merecen el repudio de la comunidad académica y nacional por lo que exhortamos al Honorable Consejo Universitario emitir una resolución de condena.
Del mismo modo, también le pedimos al canciller general de la República, ingeniero Miguel Vargas Maldonado, exigir al gobierno mexicano una investigación al respecto de tan bochornosa actitud contra nuestras compatriotas dominicanas y que los y las responsables sean sancionados/as de forma ejemplarizante así como resarcidas las maestras afectadas y sus familias y con ellas, la dignidad y el respeto que se merece la República Dominicana donde siempre hemos tenido las puertas abiertas para los/as hermanos y hermanas mexicanos y mexicanas y de todo el mundo.
Hasta tanto el gobierno mexicano no se disculpe con las maestras Fidelina de la Rosa Hidalgo (Virtudes) y Mirna Jiménez de la Rosa, y estas sean debidamente resarcidas, mi total repudio al gobierno mexicano encabezado por su presidente Enrique Peña Nieto, a las autoridades migratorias y generales del aeropuerto de Ciudad de México y a la delegación diplomática de México acreditada en Santo Domingo.
República Dominicana no se merece ese trato.
El autor es estudiante y servidor universitario
(Dominicano)
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