Por,Neo Carmona
Los problemas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) vienen de décadas de irresponsabilidad e incumplimiento gubernamental en cuanto al presupuesto y apoyo que tiene la obligación de darle como Estado así como también del manejo, también irresponsable, que le hemos venido dando al magro presupuesto que recibimos y, naturalmente, como hemos venido distorsionando su misión y filosofía académicas para cada vez más obtener mayores y mejores beneficios en su perjuicio y con ello en desmedro de los/as que solo cuentan con esta institución para superarse y a sus familias; para contribuir al desarrollo nacional.
¿Cómo podemos, desde muestras diferentes posiciones, autoridades, profesores/as, empleados/as y estudiantes, contribuir a la que la UASD salga del atolladero en que la hemos metido todos/as, hasta por omisión e indiferencia, incluso por no luchar lo suficiente para erradicar sus males?
Con sacrificios tanto de beneficios individuales como de clase.
Con el compromiso y convencimiento autenticos de que esta es una academia y como tal, no puede funcionar como un mercado, de espaldas a la sociedad y creyendo que el único aporte que le debemos son los bachilleres que con tanto sacrificio y frustración graduamos cada año.
Con propuestas concretas, aplicables; y aplicándolas nosotros/as mismos/as desde nuestras diferentes funciones y roles.
Con el ejemplo de nuestro accionar a su favor, respetando sus reglamentaciones internas, haciendo valer su estatuto orgánico, haciendo prevalecer la institucionalidad por encima de nuestros intereses personales, grupales, políticos y aspiraciones, seguro que legítimas.
Asumiendo nuestras responsabilidades individuales y de nuestros grupos en el descalabro institucional de la UASD, en la decadencia de sus procesos académicos y administrativos, en sus deficiencias gerenciales y de transparencia, en su falta de eficacia para responder adecuadamente y de forma oportuna a las problemáticas sociales.
Pero, sobre todo, asumiendo sinceramente el compromiso de luchar hombro a hombro, como un solo cuerpo, para que esta universidad sea de una vez y por todas, un baluarte de la excelencia y la calidad; ejemplo para la sociedad dominicana y no un reflejo de sus peores males y vicios.
Es este el momento en que la UASD necesita del concurso sincero de todos y todas para salir adelante, fortalecida. No de populismo barato y politiquero.
Empecemos a hacer patria.
*El autor es estudiante y servidor universitario
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