ZÜRICH, Suiza.- La policía helvética investiga las
condiciones en que fue asesinada una ciudadana de este país de origen
dominicano, según se dio a conocer a través de la prensa local, pero sin
ofrecer mayores detalles, debido a que el caso se encuentra bajo investigación
del sumario, por parte de las autoridades competentes de este país alpino.
La occisa fue identificada como Maritza Hernández, de 49 años
de edad y oriunda del sector San Martín de Higuey, provincia La Altagracia, quien residía
en la ciudad de Zürich, además poseía la doble nacionalidad y trabajaba de
forma independiente en la Freiburg, en un estudio habilitado para tales fines,
donde supuestamente fue asesinada, la misma no tenía parientes en Suiza, pero
de acuerdo a informaciones dejo un hijo en la República Dominicana.
Según se dio a conocer el victimario de la ciudadana dominicana,
se trata de un joven de 27 años de edad, del que no se han brindado mayores
detalles con la finalidad de no entorpecer el proceso investigativo, y tampoco
se conoce el o los motivos del crimen, del que se dijo se trata de un ciudadano
suizo de origen tunecino.
El cuerpo sin vida de Maritza Hernández, fue encontrado el
pasado domingo en el apartamento del supuesto asesino, quien les propinó varias
estocadas con armas blancas, aunque se dijo que el lugar de los hechos se trata
de un estudio donde la víctima trabajaba.
La policía de investigación, de acuerdo a la prensa local,
los agentes pudieron dar con el caso, luego de una pista dada por algún
informante, quien supuestamente, luego de cometer el acto criminal cargó con el
cuerpo de la víctima hacia su hábitat, quien luego de ser sometido a los
interrogatorios por más de 20 minutos confesó haber cometido el hecho de
sangre.
Por otro lado, hace algunos años falleció de forma violenta también
otra ciudadana suiza de origen dominicano, quien trabajó por más de 5 años en
el Night Enterteiner (bailarinas) lo que significa que son reiterados los actos
violentos en que ha costado la vida a más de una ciudadana de origen dominicano
en el país helvético.
Otras informaciones datan que la víctima había decidido
retornar a su país de origen para estar con su hijo, y lo haría efectivo en
esta misma semana.
Hablan las asociaciones:
De acuerdo a algunos dirigentes comunales que se dedican al
trabajo comunitario a favor de sus compatriotas en Suiza, quienes dicen sentir
gran preocupación por la situación de estas mujeres, ya no solo en Suiza, sino
también a nivel de toda Europa, por la falta de interés puesto por las
autoridades consulares y los representantes congresuales de la circunscripción
No.3, en la verdadera problemática de los dominicanos en el Viejo Continente.
Interesante ha sido el caso de que estas mujeres que han sido
víctimas de la violencia y otros tipo de muertes muchas de las cuales dejan sus
hijos en la orfandad y otros parientes, y habiendo cotizados en la seguridad
social no se le asegura una pensión para el sostenimiento de sus hijos menores
de edad que por ley les corresponden,
pero la falta de interés tanto de las autoridades consulares, así como los
diputados de ultramar, quienes deberían legislar para hacer cumplir los derechos
de estas ciudadanas en cualquier país donde ocurren los hechos.
Dentro de nuestra investigación nos hemos encontrado con
políticos que pertenecen o están designados en posiciones diplomáticas que
pudieran hacer un gran trabajo social a favor de la clase, ya que en su
momento, ellos se beneficiaron económicamente de ese entorno, hoy día miran con
indiferencia la situación que se encuentran viviendo muchas mujeres que residen
en Europa.
Por último es un clamor generalizado para que las autoridades
dominicanas velen por los derechos que asisten a sus compatriotas en el Viejo
Continente, en aras de proteger a sus familiares, que luego de perder a sus
parientes, estos no poseen medios económicos de que vivir, a pesar de la
existencia de leyes que protegen a todos los trabajadores, para asegurar el
futuro de los parientes más cercanos, en caso de muerte a través de la
cotización en la seguridad social.
Por Olga Capellán.-
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