Según un vídeo de campaña publicado en su perfil de redes sociales.
Hace tres años, en el comienzo de la campaña de las presidenciales de 2020, Joe Biden aseguró que sería un «puente, nada más» hacia las nuevas generaciones de líderes demócratas. Muchos entendieron que era una promesa de que Biden, entonces en primarias disputadas con Bernie Sanders y que buscaba convertirse en el presidente más anciano de la historia de EE.UU., cedería el testigo tras cuatro años de presidencia.
El puente, sin embargo, va camino de una ampliación formidable. Hace mucho que Biden no oculta su intención de presentarse a la reelección, lo que, entre otros efectos, ha arrinconado a esa nueva generación de líderes demócratas que podría aspirar a la Casa Blanca. Desde las elecciones legislativas del año pasado -con mejores resultados para los demócratas de lo esperado- se da por hecho que se volvería a presentar y este martes, como había sido telegrafiado desde la semana pasada, lo ha confirmado.
«Cada generación de estadounidenses se ha enfrentado a un momento en el que tienen que defender nuestra democracia, defender nuestras libertades personales y defender nuestro derecho al voto y nuestros derechos civiles», afirma Biden en el vídeo con el que ha hecho el anuncio. «Este es nuestro momento. Acabemos el trabajo», remata como justificación para ir a por otros cuatro años.
El formato del anuncio deja claras las líneas centrales de la que será su campaña. El vídeo arranca con imágenes del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, protagonizado por una turba de ‘trumpistas’ espoleados por la campaña de Donald Trump contra el resultado de las elecciones de 2020, y otra de una manifestación ante el Tribunal Supremo por su decisión del año pasado contra el acceso al aborto. «Libertad. La libertad personal es fundamental para definirnos como estadounidenses», arranca el presidente, que arranca un concepto que une a demócratas y republicanos, y asegura que su primer mandato se ha centrado en «luchar por nuestra democracia».
Su voz adopta un tono sombrío para decir que los «radicales MAGA» -una referencia al ‘Make America Great Again’, ‘Volver a hacer grande a EE.UU.’, el lema de Trump con el que se define a sus seguidores acérrimos- se alinean para «acabar con esas libertades fundamentales».
Biden no menciona a Trump, que apunta a ser su rival otra vez en las presidenciales pero sí pone su imagen. Y junto a él, a Ron DeSantis, el otro republicano que podría aspirara a la candidatura del partido.
Imagen de la Casa Blanca
Muchas de las escenas en las que aparece Biden son en sus labores presidenciales, una señal clara de que tirará de la imagen de la Casa Blanca en campaña. Los presidentes en su cargo parten con ventaja: dominan la agenda, dan imagen de efectividad y tienen capacidad de estar en los medios todos los días. La gran mayoría de los presidente que van a la reelección la ganan. En el último siglo, solo la han perdido cuatro presidentes: Herbert Hoover, Jimmy Carter, George Bush y Donald Trump.
Biden buscará combinar sus éxitos legislativos -un plan de infraestructuras multimillonarios que se resistía a los anteriores presidentes, el paquete de rescate del Covid-19, rebaja de precios en fármacos, ayudas a veteranos- con el miedo a otra presidencia turbulenta de Trump.
Pero el presidente tendrá una elección cuesta arriba. El anuncio de su candidatura –un vídeo, en lugar de un discurso en directo– también da pistas de ello. Una de las claves de su victoria en 2020 es que la pandemia le permitió refugiarse en el sótano de su mansión en Wilmington (Delaware) y hacer campaña sin desgaste. Ahora no tendrá ese lujo. Este martes por la tarde, dio un discurso ante un congreso de sindicatos en el que defendió su gestión económica, recuperó los temas centrales de la campaña 2020 –su apelación a las clases medias y a los valores democráticos– y volvió a pedir «acabar el trabajo». Tendrá que hacer cientos de paradas así, lo que profundiza la preocupación sobre una cuestión inevitable en su reelección: la edad.
El presidente más viejo de la historia
En el vídeo, Biden lee sus mensajes con el hilo de voz propio de un octogenario. En 2020 se convirtió, de largo, en el presidente más viejo de la historia y en la cita electoral de 2024 estará a punto de cumplir 82 años. Es decir, si gana la elección, se despediría de la Casa Blanca con 86.
Es algo que importa al electorado. Biden es un presidente muy impopular -solo el 42% aprueba su gestión, un nivel peor que diez de los trece últimos presidentes a estas alturas de mandato- y en ello tiene que ver la inflación disparada el año pasado, la salida bochornosa de las tropas en Afganistán, el récord en arrestos de inmigrantes indocumentados en la frontera, el aumento del crimen violento o la agenda ‘woke’ que ha abrazado buena parte de su partido. Pero su edad y su aparente falta de energía -el vídeo es un nuevo ejemplo- también afectan. En las encuestas nacionales realizadas el año pasado y este, el 57% de los demócratas preferían que se presentara otro candidato. En una de esta semana de NBC News, el 70% de los estadounidenses -y 51% de los demócratas- dice que no debería presentarse. Siete de cada diez menciona su edad como un factor para que no disfrute otros cuatro años en la Casa Blanca.
Es una situación muy diferente a los anteriores presidentes: el 73% de los republicanos quería que Trump buscara su reelección (ahora es un número menor) y el 75% de los demócratas también veía con buenos ojos la de Barack Obama.
Pese a todo, muchos líderes demócratas confían en que Biden se impondrá a Trump -si este gana las primarias republicanas, como se presume- como en 2020. Creen que habrá muchos republicanos moderados e independientes en estados clave que preferirán seguir con un octogenario que volver a la volatilidad ‘trumpista’. De momento, las encuestas entre Biden y Trump dan empate. Pero esto solo acaba de empezar.
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