Neyba, RD.Altagracia Pérez se levanta con la preocupación de no poder comprar medicamentos a un hijo embestido por un taxi en el trayecto Villa Jaragua-Neiba.
Las condiciones infrahumanas en la que vive la pobre mujer, no se distancian de la realidad de los demás residentes del sector La Cuevita del Estero, en el municipio cabecera de la provincia Bahoruco.
“Bueno soy pobre, no tengo nada a que echarle mano, mira mi rancho cómo está; no tengo ni agua, tengo todo en el suelo, necesito una ayuda. Quiero que me den una pensión para yo vivir”, clama Pérez.
La falta de agua para el consumo y la producción agrícola; así como las viviendas destartaladas y la ausencia de asfalto, explican las condiciones infrahumanas que adornan La Cuevita.
Aunque el consumo energético es mínimo en esta gente con dificultades económicas para alimentarse, al menos, cada mes, es sorprendida con una alta facturación difícil de pagar.
«Nosotros pagamos todos los meses, 300 pesos de luz, después duramos 5 meses sin poder pagarla y ahí llegó de 5 mil y no podemos pagarla», dice otra señora de nombre Esmerlin Florián Urbáez.
Según Urbaez, desde diciembre pasado no ha podido pagar la facturación porque su esposo no tiene trabajo y su familia no se beneficia de la asistencia del Gobierno con el programa Bono Luz.
Moradores de este lugar cocinan en leñas y piedras debido a que no pueden comprar estufas.
La Cuevita, cuenta con alrededor de 10 viviendas y parte de sus residentes, algunos padres de familias, no han sido declarados en la Oficialía de Estado Civil.
Otra residente, Ramona Carmona Pérez, es una madre que estudia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en el subcentro Neyba y, en tiempo de lluvias sufre las mismas consecuencias de sus vecinos.
“En algunos momentos que voy a la universidad tengo que salir descalza por el lodo. El camino está demasiado malo no entra un vehículo ni un motor”, asegura Pérez Carmona.
Los cuaviteros, plantean como salida a su situación, su reubicación en la vía principal o en otros terrenos dentro o fuera del Estero.
“Nosotros queremos pedirle a la mano amiga, que es el segundo hermano para nosotros, nuestro Presidente (Luis Abinader) que nos saque de por aquí, que nos haga un barrio, no podemos permitir que el río siga creciendo y nos termine de ahogar», expresa Eusebio Méndez Pérez.
A pesar de que se encuentran aislados dentro de matorrales y plantaciones de plátanos, La Cuevita, en cada proceso electoral recibe la visita de los aspirantes y dirigentes políticos.
Algunas instituciones manifiestan su apoyo a ese sector pero es poco lo que se puede observar como cambio en de su situación de abandono.
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