Por Olga Capellán.-
MADRID, España.- El populismo se ha convertido en una prueba
para la inmunodeficiencia social, dado que son muchos factores a estudiar para
determinar las razones del porqué de las cosas, es por ello que se me había hecho difícil escribir sobre el tema,
pero a raíz del asesinato del niño español Gabriel Cruz por parte de Ana Julia
Quezada, también de nacionalidad española, pero de origen dominicana; ha puesto
en el tapete las debilidades que sufren diversos medios para el manejo de
ciertas informaciones.
Se me había hecho difícil escribir sobre el tema, a pesar de
mi trabajo profesional como informadora de los hechos, y en cierto sentido preferí
en primer lugar mantenerme solo como observadora del conjunto de informaciones
dado a conocer desde diferentes puntos de vista en los medios de comunicación por
las diversas partes envueltas en el asunto.
El crimen cometido por Ana Julia Quezada, según informaciones
de la confesión del hecho por parte de la acusada ante las autoridades y otros
detalles que no se han dado a conocer por encontrarse bajo secreto del sumario,
es un hecho abominable, imperdonable, y sin justificación, es decir, no existe
ningún motivo que lo avale.
Este hecho ha puesto de manifiesto situaciones que han salido
a flote, sin que se haya tomado en cuenta la marginalidad del caso, pues no
todos los dominicanos son culpables del horrendo crimen, mas sin embargo no
existe ningún rincón en el territorio español y de toda Europa que no se hable
del hecho, lo que ha sumido a toda una comunidad en el miedo, por temor a la represalia
de manera directa o indirectamente.
Nadie ha tomado en cuenta que el crimen fue cometido por una
sola ciudadana, y no por una comunidad llamada dominicana, y somos de opinión
que solo hay que dejar que las autoridades, la justicia española hagan su
trabajo, y que a la responsable del hecho se le imponga la pena máxima.
Ya de hecho a la sindicada de haber cometido el crimen, fue
criminalizada desde antes de haberse declarado culpable, aprioris por parte de los
propios representantes de su país, y es cierto: caso de tal naturaleza ponen a
prueba las relaciones bilaterales, y en peligro a los que desde este país han
inmigrado hacia la Madre Patria.
Es necesario delimitar la culpabilidad a quien o quienes
cometieron el hecho, la comunidad dominicana en gran parte es buena, trabajadora
y sociable, colaboradora, que aunque se dice que la inmigración dominicana
hacia España es de muy bajo nivel académico en su mayoría, pero ese no es el hecho.
Es cierto que las autoridades gubernamentales acreditadas
aquí tenían que manifestarse, pedir excusa ante el Reino de España por el
crimen cometido por una de su ciudadana contra una criatura inocente como El
Pescadito, pero no es menos cierto que también debieron destacar que dicha diáspora
no es responsable del mismo, como tampoco fue responsable del crimen cometido
contra la ciudadana dominicana Adolfina Puello y su hija Argelys Leonela
Sánchez, de tan solo 9 años en la ciudad de Madrid, quienes aparecieron 5 meses
después tiradas en un pozo en la comunidad de San Vicente de la Cabeza, en la
provincia de Zamora, aunque Raúl Álvarez Río, el zamorano autor del crimen ya
fue condenado a 20 años de prisión, pero ya de este último caso no se habla.
El Colectivo Dominicano siente el rigor del crimen contra
Gabriel Cruz
El Crimen contra el niño Gabriel Cruz, (Alias El Pescadito)
como le llamaban su familia ha conmovido a toda la nación española, se habla en
todo el país del caso, también en otros países de Europa y hasta de otros
continentes, dándole un carácter casi internacional al horrendo crimen.
El Colectivo Dominicano, a partir de ese momento en que el
crimen fue develado, siente un temor a que se desencadene una ola de xenofobia
contra la misma, siente miedo porque además donde quiera que se presenta un
dominicano el primer tema que se le pone, es el asesinato del Gabriel Cruz, como
si con el mismo se sindicara a toda una sociedad, que de igual manera lamenta
el hecho criminal, como también lamenta el asesinato de Lucrecia Perez, a
principios de la década de los 90 en el centro de Madrid, así como también se
han asesinados a otros ciudadanos de origen dominicanos, que si bien son hechos
abominables, tampoco han sido programados por ninguna sociedad, y han sido
repudiados de igual manera.
Lo que queremos significar, es que por tales razones los
crimines cometidos de un lado o del otro no afecten de ninguna manera las
buenas relaciones entre ambas naciones, tomando en cuenta de que los mismos han
sido solo hechos aislados.
Esta situación está afectando sobre todos a los de la
diáspora del servicio doméstico, que temen a perder los puestos de trabajo, por
el simple hecho de ser dominicanos.
No se puede caer en el populismo para debatir un hecho, la
comunidad dominicana lamenta en la máxima expresión el asesinato del niño
Gabriel Cruz, se excusa ante el pueblo español, y sobre todo con los familiares
de la víctima, lamentablemente no se pueden retroceder los hechos, simplemente mirar
hacia delante, orientar a sus ciudadanos para que tengan mejor comportamiento
en este país de acogida, pedir que se castigue a la persona culpable del mismo
con la pena máxima, y luchar para que no se repita nunca más.
Finalmente, solo resta destacar algo importante, la familia
de Ana Julia Quezada, confesa autora de hecho, ni aquí en España, ni allá en la
República Dominicana tiene culpabilidad del crimen, por lo tanto deben cesar el
asedio de la prensa contra la misma. Porque si bien es cierto, ellos también
están sufriendo las consecuencias del horrendo crimen.
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