Las primeras planas de los medios en República Dominicana en los últimos días se han cubierto de sangre, llevando a todos al llanto, la desilusión, la impotencia, ante sucesos matizados por la violencia, el machismo, el abuso de poder.
En medio de estos lamentables casos, no han faltado altas manifestaciones de solidaridad, propias de nosotros, los dominicanos, además de múltiples muestras de repudio. Pero ante todo, es preciso, necesario, que ante estos hechos, y otros que nos afectan como ciudadanos, podamos hacer un alto en el camino, y tomar conciencia, y asumir una actitud de responsabilidad social frente a la realidad actual que nos subvierte.
Si nos detenemos a mirar todo esto con sentido crítico, sin moralismos ni demagogia, ni carácter de retórica que no aporta nada, sino más bien con una postura de real preocupación por los demás, descubriéramos que gran parte del problema, entre otras cosas, está, no en la pérdida de valores (porque estos no se pierden), más bien, en la ausencia de estos en nuestras acciones.
La inversión de los valores (honestidad, respeto, responsabilidad, humildad, etc.), ha provocado en nosotros una actitud "facilista" de considerarlo todo relativo y circunstancial. Dejar de fomentar los valores, en nuestros hogares, la escuela, nuestros ambientes de trabajo o estudios, con nuestros amigos, por darle prioridad a otros asuntos menos humanos (tecnología, afán de riqueza, fama, poder, placeres mundanos), nos han convertido en seres inhumanos, permisibles a la maldad.
Resulta lastimero el hecho de que desde las autoridades educativas, las organizaciones políticas e instituciones sociales, pasando por los estamentos religiosos y judiciales y medios de comunicación, poco se esté haciendo para la promoción de una cultura de paz, de "enfrentar de frente" los flagelos de la impunidad, inmunidad, corrupción, machismo, injusticia.
Hace falta mucha determinación de parte de cada ciudadano, de cada grupo social, de cada institución para contrarrestar todos estos males desde la toma de conciencia, el respaldo decidido y activo, el involucramiento en las iniciativas que busquen mejorar la sociedad.
No basta con lamentarnos de los casos acaecidos, lo repudíamos enérgicamente y nos solidarizamos, pero es justo y necesario empoderarnos de acciones que eviten más cifras; dándole valor a los valores que nos permitan una mejor sociedad, pero para todos.
Antonio Gómez Peña.-
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