En medio de la clásica polémica histórica, se
agudizan las vías de diálogo, y eso lo hace todo más difícil, por lo que hoy
queremos llamar a la cordura, en medio de los pronunciamientos de unos, las
reacciones de otros; y, en algunos casos, la hostilidad y la intolerancia.
Desde la posición de ciudadano comprometido, y como
demócrata, estamos a favor del derecho a decidir. Hacemos un llamado al diálogo
y a la reflexión. Sabemos que por diversas incoherencias, incomprensión, la
falta de diálogo, negociación y pacto, hemos llegado a donde estamos.
Siempre hemos estado de acuerdo con una consulta o
referéndum pactado y con garantías; pero, luego entendemos que la situación en
que estamos, de alguna manera, nos hace detenernos y meditar en que algunos se
quieren aprovechar del sentimiento ciudadano, lo que pudiéramos definir como
estrategia de "pescar en río revuelto".
El referéndum del 1ro de octubre no tiene ningún
tipo de garantía, y esto porque no ha sido dialogado, negociado y pactado por
el gobierno español y el catalán. Y al no ser avalado por ambas partes, más que
avanzar hacia el derecho a decidir, lo que está haciendo es retroceder en ese
sentido.
Ambas partes enroscadas descalifican este proceso,
no aportando una solución que favorezca ni a España ni a Cataluña, como también
se descalifican a ellos mismos para encontrar una solución satisfactoria, pero
para todos. Además, el gobierno catalán ha desvirtuado el proceso, queriendo
hacer de manera acelerada lo que debió cimentarse en un diálogo comedido y de
consultas, propuestas, en lugar de aprovechar el sentimiento de independencia,
situación que en estas condiciones no se explica, ni justifica.
En esta crisis que lleva aproximadamente 12 años,
el presidente Rajoy, cuando era candidato, manejó con torpeza el tema en
Cataluña. Luego siendo presidente, ha abusado de un inmovilismo y silencio sin
precedentes. En cambio, el presidente Puigdemont, actúa como el mártir de esta
historia.
Es la primera vez que Cataluña y España se
enfrentan a una crisis de esta magnitud, por lo que debemos evitar este choque
de trenes. Es preciso y urgente ser ecuánimes de ambas partes, y no querer
aprovechar esta coyuntura en términos electorales. En estos momentos ya se vice
fractura social en Cataluña, y tenemos el temor de que vaya a más, con
violencia incluida.
Que cada cual haga valer su voluntad de ir a votar
o no, pero con el deber de respetar al otro, dentro del marco de derecho que
tenemos todos de vivir en paz.
Antonio Gómez Peña.-
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