Tras el sonado escándalo de los sobornos y sobornados por la compañía
constructora brasileira Odebrecht, se puso en evidencia la vulnerabilidad del
sistema político existente en el país, y además en pocas palabras delató que la
partidocracia de la que gozamos los dominicanos, no son más que especie de mercenarios
comerciales que viven del trueque o cambalache, con la diferencia de que cobran
altos montos.
Nosotros los ciudadanos comunes de la nación, cada vez
estamos más sorprendido por la capacidad que tiene nuestra clase política de
hacerse más dominante, tras la adquisición de riqueza económica adquirida
mediante la vía fácil, usando las Arcas del Estado o cualquier posición
gubernamental para utilizarla como medio de presión, en aras de alcanzar
hacerse rico de manera rápida y cuantiosamente.
En República Dominicana ha sido notorio la riqueza que
exhiben determinados personajes del mundo político, a pesar de que saben que
sus riquezas han sido extraídas de los fondos del Estado, es decir: de los
impuestos que pagamos usted, yo y todos los ciudadanos, sin embargo en muchos
de los casos estos ni siquiera guardan las apariencias.
En otra palabra no se avergüenzan de que los tilden como
depredadores del Estado, porque nunca han tenido y ellos fueron a eso.
La Odebrecht ha puesto en el tapete el existente sistema
corrupto gubernamental, poniendo al descubierto a una enorme cantidad de
políticos de casi todos los partidos de gran envergadura nacional.
Pero el mensaje está dado, y aunque muchos no entienden el
problema. Lo cierto es que la Odebrecht
ha servido para abrirnos los ojos, y además está ayudando a una parte
importante, porque nos está permitiendo salir de una partida de políticos
corruptos que corroen el sistema de la partidocracia dominicana, quienes se
alzan con los fondos del Erario Público de manera directa o indirectamente.
Muchos no entienden que cuando le roban al Estado, también le
están robando al pueblo, quienes son el sustento del país a través de los
impuestos que pagan.
Puede que no estén todos los que son, ni sean todos los que
están, pero por ahí está sonando una lista de posibles nuevos imputados (41 en
total) lo que significa de que habrán nuevos apresamientos y donde estarán
miembros de otros partidos que hasta este momento no han sido de la sospecha de
las autoridades.
El caso es lamentable, pero ha sido bueno porque tras estos
hechos la Odebrecht puso al tapete lo vulnerable que es la política dominicana, y demostró que
en este país ningún partido es fiable, ya que todos los partidos solo buscan
estar en el poder con la finalidad de enriquecer los bolsillos de sus principales
dirigentes, en vez de la vocación de servicio como siempre alegan a la hora de
pedir el voto de confianza de los ciudadanos.
La Odebrecht ha sido el punto de partida para que en el país
se haga una limpieza radical en el sistema político, y ojalá ese dinero que
corresponde al pueblo dominicano sea recuperado por las autoridades y devuelto
a través de la ejecución de obras sociales que vengan en beneficio de la clase
más necesitada de la nación.
Pero las autoridades deberían actuar no sólo en el caso de la
Odebrecht, sino también en otros tan sonados como los son Súper Tucanos, Punta
Catalina, Corde, el Cea y tantos otros casos más, que de la justicia actuar
correctamente, devolvería la confianza perdida al pueblo, y al mismo tiempo se
fortalecería el sistema democrático del país.
En todos estos casos se hace necesaria la participación de
todos los sectores sensatos a nivel nacional, el gobierno, la Sociedad Civil y
las diversas entidades de carácter democrática para fortalecer el sistema
existente.
República Dominicana no puede continuar como una especie de
piñata para ser repartida entre los políticos de turnos cada 4 años, y a través
de la justicia se debe continuar depurando a los depredadores Estatales para
con ello devolver la confianza en el sistema democrático nacional, gracias a
Dios y a la Odebrecht ya se comenzó con la higienización política y ojala se
llegue hasta las últimas consecuencias.
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