A estas alturas, la UASD tiene casi 500 años de fundada y no es cualquier institución, ya no nos luce la hipocresía. Debemos ser sinceros y reconocer que hacer política en una academia como la nuestra, llamada a ser ejemplo y con menos de 4,000 votos, debería ser un ejercicio menos grosero. ¿Estamos hablando de una academia que tiene que elegir a quienes la dirijan para poder preservarse pertinente y servir a la sociedad dominicana o de un burdel que sorteará entre sus clientes la puta más estrecha y que por ende, cuan personeros del mundo más bajo, todo se vale para ganar el premio? Lamentablemente, la línea que separa una cosa de la otra, resulta ser hoy muy difusa.
Lo que estamos viviendo en este proceso de campaña es precisamente la antesala de lo que deberíamos estar evitando a toda costa: el descalabro total del más grande patrimonio cultural de la nación, la institución que le ha hecho lo más grandes y mejores aportes al país. Esto, mediante la degeneración vergonzosa de un proceso que debe ser eminentemente académico y no caracterizarse por vulgares transacciones mercantiles y politiqueras donde lo único que prima son intereses personales, económicos y de grupos políticos. Evidentemente, ajenos totalmente a la misión de la academia y a su obligación moral de preservarse para las futuras generaciones.
El autor es estudiante y servidor universitario
Por Neo Carmona
No hay comentarios:
Publicar un comentario