viernes, 24 de marzo de 2017

¡Hasta por equivocación... nos matan!


Son alarmantes los altos niveles de delincuencia que se viven en República Dominicana, lo que constituye uno de los principales males que nos afectan como nación.

No estamos seguros en ninguna parte, ni nuestras familias. Donde quiera que nos movemos estamos expuestos a que desaprensivos delincuentes nos asalten, agredan físicamente y hasta nos maten para despojarnos del sacrificio de nuestro trabajo.

No hay seguridad ciudadana y resulta aún peor que no haya una respuesta efectiva del Estado y los agentes policiales que en la mayoría de los casos, sirven de inspiración y cómplices a los delincuentes cuando no es que son ellos mismos los propios malhechores.  

No contamos con un grado mínimo de seguridad y tranquilidad en el país en el que obligatoriamente tenemos que vivir y criar a nuestros hijos e hijas. Claro está, hasta que nos lo permitan "los dueños de nuestras vidas".

Hogares destruidos, niños y niñas en la orfandad debido a que han perdido a sus padres en manos de criminales, son otras de las secuelas más traumáticas que nos deja el auge de la delincuencia y falta de seguridad que hacen invivible las calles de nuestro país.

La muerte de Delcy Miguelina Yapor, al ser impactada por una bala mientras transportaba niños y niñas al colegio, hecho ocurrido en el sector Evaristo Morales cuando el ex raso de la Fuerza Aérea, Franklin Padilla, disparó su arma contra dos desalmados que escapaban luego de asaltar a una señora, es sólo la última y más desgarradora muestra de que la delincuencia e inseguridad se han adueñado del país y hasta por equivocación nos matan.

Este flagelo es un mal social frente al cual el gobierno y la policía nacional deben actuar y dar respuestas tan contundentes como efectivas, directamente proporcionales a la proliferación de esta maldita epidemia.


*El autor es estudiante y servidor universitario


Por Neo Carmona

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