viernes, 24 de febrero de 2017
Juan Pablo Duarte secuestrado
Eramis Cruz
En el día de su natalicio se recuerda como ha sido secuestrado el fundador de la República Dominicana, Juan Pablo Duarte y Díez, nacido el 26 de enero 1813 - murió en Caracas, Venezuela, el 15 de Julio 1876. El secuestro de este gran padre de la República Dominicana ha sido protagonizado por los gobiernos dominicanos. El secuestro tiene como objetivo impedir la independencia de la nación dominicana que luego de zafarse de ocupación haitiana (1822), el 27 de febrero de 1844, pasó al dominio español hasta la Restauración ((1863), el 3 de marzo1865 y después al dominio de los Estados Unidos que invadió militarmente la nación en dos ocasiones: 1916 y 1965.
Para solo citar cuatro ejemplos: el dictador Ulises Hilarión Heureaux Lebert (Lilís) desde 1882 hasta 1889; el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina durante más 30 año; el presidente de la dictadura ilustrada Joaquin Balaguer durante sus turnos a la presidencia desde 1960 hasta 1996 y Leonel Fernandez y Danilo Medina bajo sus gobiernos consecutivos del PLD.
Debo resaltar que los presidentes de Estados Unidos mintieron al Congreso para justificar estas invasiones. USA no abandonó realmente su influencia o dominio imperial luego de que sus tropas se marcharan de Quisqueya. Al contrario, el país no volvió a ser el mismo después de 1916 porque al término de la ocupación dejaron una completa reestructuración y un gobierno bajo su control. En 1966, tiempo de la Guerra Fría, comisionaron al presidente Balaguer para depurar el territorio de los remanentes revolucionarios anti imperialistas de la Guerra Civil de 1965. La narrativa de estos acontecimientos es una megalomanía.
Ese maquiavélico sistema de gobierno no le es extraño a la historia dominicana si se toma en consideración cuán determinante fue la iglesia Católica en contra de Juan Pablo Duarte, los miembros de la Trinitaria y sus seguidores cuando en el mismo año del nacimiento de la república, en la persona del arzobispo Tomas Portes Infante, amenazó con excomulgarlos si no apoyaban el gobierno de Pedro Santana y Familias, en la Carta Pastoral del 28 de julio 1844. El arzobispo lo hace enfáticamente como representante de Dios y refiere a Santana como seleccionado por Dios dándole carácter teocrático a su gobierno. Esta Carta Pastoral por ser tan grotesca estuvo escondida por cien años hasta que fue descubierta por el historiador dominicano Emilio Rodríguez Demorizi. No es coincidencia que la misma situación en esencia se repitiera en 1963 cuando el padre Jesuita Laútico García confrontó públicamente al profesor Juan Bosch acusándolo de comunista que equivalía a lo mismo que ser ateo en 1844.
Los dominicanos más entregados han permanecido atónitos por el prolongado secuestro de quien desde el principio de la fundación de esta nación fue símbolo de independencia y libertad. Juan Pablo Duarte es un secuestrado y no un prisionero porque nunca fue debidamente procesado ni condenado por una corte. El secuestro físico de Juan Pablo Duarte terminó con su muerte, pero continúa el secuestro de su ideario.
Merece la pena analizar las similitudes, no meras coincidencias, entre el llamado Partido Azul de Ulises Heureaux y Gregorio Luperón y el PLD (fundado por Juan Bosch) de Leonel Fernandez y Danilo Medina. Ambos partidos y sus líderes engatusaron al pueblo dominicano presentándose como alternativa definitiva a la libertad y la independencia pero en cambio se convirtieron en maquinaria para la corrupción y la impunidad. Tanto Gregorio Luperón como Juan Bosch fueron defraudados por sus discípulos luego que alcanzaron la presidencia de la república. Demás esta decir que detrás de estas traiciones han estado la oligarquía económica y los elementos desenfrenado de una burguesía ambiciosa y los que simplemente usan el Estado como pedestal para hacerse ricos e influyentes cueste lo cueste y caiga quien caiga.
Conviene llamar la atención que Ulises Heureaux fue tan cínico como Joaquín Balaguer. El primero fue el proponente para elevar a Juan Pablo Duarte a padre de la patria, mientras el segundo escribió su obra maestra llamando a Duarte el “Cristo de la libertad”. Ambos presidentes fueron sanguinarios y detractores de la independencia dominicana. Balaguer fue un entreguista al servicio de Estados Unidos y un admirador del elitismo hispánico español.
El patricio Juan Pablo Duarte, luego de ser enviado al exilio, permaneció silente. Muchos dominicanos conscientes se han preguntado porqué tanta desidia contra el padre de la patria cuando el oficialismo en múltiples ocasiones promulgó una nueva Constitución olvidando el proyecto de nación del general Duarte Díez.
Cada año se hace palpable que Juan Pablo Duarte ha sido un prisionero del oficialismo tanto en la Republica Dominicana como en el exterior. En Nueva York, en Providencia, Rhode Island, y otros lugares se presentan al pie de las estatuas del patricio ofrendas florales y se dicen discursos en favor del gobierno y del presidente de turno. Para confirmar esto siempre son los oficiales los que dicen los discursos principales. Durante esas ceremonias raras veces se hacen alusiones a otras figuras patrióticas como los que murieron durante y después de la invasión norteamericana de 1965. Duarte Igual que Abraham Lincoln en la historia aparecen como personajes desligadas del los movimientos revolucionarios (anarquismo) en la Europa de su época, esas ideas no hacen asomo en hombres tan principales de la historia política.
El pensamiento duartiano no se ha aplicado en la República Dominicana porque los secuestradores y varios historiadores al servicio de intereses encontrados y foráneos se han empeñado en presentar a Duarte como un beatificado, clásico, dócil, y sin la energía suficiente ni capacidad para auto-generarse a nivel de los nuevos tiempos. Nada más alejado de la verdad, Duarte creía en Dios, era masón, pero no era un religioso con característica de monje como Cristobal Colón. Resalta que a Duarte lo forzaron a formar parte de una trilogía de padres de la patria para no darle entero crédito militar y jurídico.
No más evidente que el abandono bajo el cual vivió. Se dejó perdida en la sombra y la polilla del tiempo la documentación de su biografía para luego manipular de manera amañada el Duarte que dieron a conocer en las escuelas y el ámbito oficial. Gracias a su hermana Rosa Duarte algunas paginas sobrevivieron aún cuestionadas por algunos investigadores, porque al parecer no fue un acto voluntario sino un encargo.
Pero el gran temor de la clase dominante en la República Dominicana es que los dominicanos adopten el pensamiento duatiano como hilo conductor e instrumento ideológico para construir de su tres tercera partes de la isla una nación libre en la que todos los dominicanos tengan el derecho a vivir dignamente sin corrupción ni impunidad.
El rescate a pagar por el pensamiento duartiano para sacarlo del secuestro está estrechamente vinculado a la toma de conciencia del pueblo dominicano. Esta concientización y ponderación hoy se nota empañada por los efectos de la bruma del modelo económico neoliberal. Agréguese el concepto de la globalización bajo el cual los grandes capitales de los consorcios locales, internacionales y hasta fantasmagóricos se consolidan para expandir su control sobre gobiernos flácidos como el de la República Dominicana, dirigido por un partido y un gobierno que permite y practica la corrupción y el narcotráfico, y para colmo la impunidad más aberrante. Con cinismo y delirio niegan hechos, datos, evidencias y personajes sin hacer relación de tiempo ni lugar y mucho menos metodología operacional.
Juan Pablo Duarte espera inquieto que sus hermanos dominicanos se acojan a su pensamiento y le rescaten del oficialismo que le silencia y tergiversa los elevados principios sobre los que concibió la nación dominicana.
El autor: Eramis Cruz
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