viernes, 31 de octubre de 2025

Doscientos mil ultraortodoxos bloquean la entrada a Jerusalén en protesta por el servicio militar obligatorio

 

Cientos de hombres haredíes se enfrentan con la Policía tras finalizar una protest

La entrada de Jerusalén se vio bloqueada por una marea de blanco y negro: 200.000 hombres ultraortodoxos protagonizaron su manifestación más grande en una década en protesta contra su reclutamiento para prestar el servicio militar, obligatorio para el resto de los habitantes de Israel.

Los pasillos y escaleras mecánicas de la estación de tren de la ciudad presentaban, ya desde la mañana, un paisaje pintoresco de camisas blancas, trajes negros, sombreros de copa, barbas largas y los característicos peyot (mechones rizados) de estos religiosos, que basan su vida en el estudio de la Torá y viven de acuerdo a la interpretación más estricta del judaísmo.

Manifestantes ultraortodoxos / EFE

Hoy en día, suponen entre el 10 y el 15 por ciento de la población de Israel, un porcentaje ascendente por su gran cantidad de hijos, y gozan de ciertos privilegios a los que no accede el resto de la población, entre ellos estar exentos del servicio militar, que en Israel es de unos tres años para los hombres y dos para las mujeres.

El Supremo israelí dictaminó que esas exenciones -vigentes desde la fundación del Estado de Israel- son ilegales y el Ejército comenzó este verano a enviar órdenes de reclutamiento, pero la práctica totalidad de los religiosos no se presentaron, sin que en su gran mayoría hayan enfrentado las consecuencias.

Ahora, el Gobierno de Benjamín Netanyahu, que gobierna en minoría después de que los dos partidos ultraortodoxos se salieran de él por este asunto, intenta aprobar una propuesta de ley para mantener parte de sus exenciones que la semana que viene se debatirá en el Parlamento.

Cientos de hombres haredíes se enfrentan con la Policía tras finalizar una protesta

Cientos de hombres haredíes se enfrentan con la Policía / efe

Cientos de hombres ultraortodoxos se enfrentaron con la Policía al finalizar la protesta contra el reclutamiento militar.

Los agentes cargaron contra los manifestantes después de que un grupo intentara entrar en la obra en construcción donde un adolescente de 20 años cayó y murió.

Al margen de la sociedad

En medio de esta tramitación, y con el trasfondo del rechazo a esta comunidad al margen de la sociedad, con una alta tasa de desempleo (voluntario) y que se beneficia de subvenciones y evita lo que para los demás es obligación, las comunidades ultraortodoxas (también conocidos como haredíes) organizaron este jueves una gran manifestación con adeptos llegados de todos los rincones de Israel.

Los haredíes viven habitualmente en ciudades o barrios compuestos únicamente por estos religiosos, con su propio sistema educativo segregado por género y una vida ajena a internet o los teléfonos inteligentes. Los hombres suelen dedicarse a estudiar los textos religiosos y las mujeres trabajan y cuidan a los niños.

Bajo el Puente de la Cuerdas de Santiago Calatrava, en la entrada de Jerusalén, los haredíes se juntaron en una protesta entre cantos religiosos y recitaciones de la Torá.

Ultraortodoxos / EFE

Allí estaba Shlomo Cohen, llegado desde Bnei Brak, barrio ultraortodoxo de Tel Aviv. A un lado de la masa, compuesta en su totalidad por hombres, este religioso de unos 50 años explicaba cómo, para él, la protesta busca preservar la identidad judía.

«Lo que decimos es que un Ejército sin una identidad o una nación sin una identidad, no va a poder luchar. No tiene futuro», indicaba a Efe, recordando cómo la última gran protesta de haredíes ocurrió hace una década por motivos parecidos. Al tiempo que hablaba Cohen, el líder de la oposición israelí, Yair Lapid, sentenciaba: «Si podéis marchar por las calles, podéis marchar en el entrenamiento militar».

Para Cohen, mientras que en otros países se considera un tesoro a los que protegen la identidad nacional, en Israel es al contrario: «Nos tratan como parias y como criminales porque el sistema ha decidido ignorar todas las leyes», se quejaba, antes de avisar a la periodista de evitar tumultos en previsión de que una mujer no fuera bien recibida.

Un solo objetivo: estudiar la Torá

Ultraortodoxos / EFE

Parte de los haredíes habla aún yidis, el idioma de los judíos de Europa del Este, y otros hebreo, pero muy pocos inglés y alguno, como David Ayeshai, francés por sus orígenes galos sefardíes.

«Lo que debe comprender el mundo es que el pueblo judío solo está aquí para estudiar la Torá, que es lo que para nosotros mantiene el mundo», explicaba entre los manifestantes este hombre en la sesentena residente en Jerusalén.

Según este haredí, su comunidad trabaja para todos para que «el mundo entero pueda resistir y pueda pasar las pruebas hasta la llegada del mesías», la creencia que guía la vida de algunas variantes del judaísmo ultraortodoxo.

«Defendemos nuestro derecho a estudiar en completa libertad y sobre nuestra tierra», dice para añadir que las leyes para obligarles a ir al Ejército «las hacen los izquierdistas que quieren poner fin a la expansión del mundo religioso». «Su objetivo -sentencia- es impedirnos estudiar la Torah».

Fuente: Telemadrid

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