«Francia no es la mayor potencia nuclear. Así que, tengo la impresión de que se trata simplemente de juegos políticos», avisa Mijaíl Uliánov, representante ruso ante las organizaciones internacionales en Viena
Todo empezó este miércoles con el discurso televisado del presidente francés, Emanuel Macron, en el que ofrecía a todo el continente europeo el potencial armamentístico galo para defenderse de Rusia. Lo particular de ese ofrecimiento es que el país que dirige Macron puede presumir de ser uno de los pocos del planeta que posee armas atómicas, toda una amenaza para el gigante ruso.
El siguiente paso fue la reunión extraordinaria del Consejo Europeo de este pasado jueves, cuyo resultado abogó por un compromiso común para reforzar su propia defensa y equiparse militarmente mejor para hacer frente a la llamada “amenaza rusa”.
Los estados europeos aumentarán considerablemente su gasto en defensa, para lo que se ha dispuesto un presupuesto de 150.000 millones de euros en concepto de préstamos para todos aquellos miembros que deseen solicitar ayuda en una medida sin precedentes dentro de la Unión Europea.
Al otro lado de la frontera, Vladímir Putin se ha dado cuenta de que sus vecinos europeos ya no van de farol y están dispuestos a prepararse para algo que hace años era impensable, un posible ataque lanzado desde Moscú. La reorganización militar europea se ha convertido en un nuevo problema para el Kremlin, que no está dispuesto a ver a aquellos que en su tiempo fueron sus socios convertidos en una potencia militar independiente de la OTAN. El apoyo europeo a Ucrania continuará más allá de una previsible paz. El temor de la Europa comunitaria reside precisamente en el país que los separa de Rusia y el riesgo de poder ser atacado de nuevo y que esta vez los planes rusos contemplen continuar con esa expansión hacia el oeste.
Además, países como Polonia o las repúblicas bálticas siempre se han identificado como objetivos potenciales de Moscú, a pesar de ser miembros de la OTAN. Rusia reaccionó ayer avisando de que podría responder ante lo que califica de planes de la Unión Europea para militarizarse en palabras del portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, que aprovechó una rueda de prensa para asegurar que su país «hará todo lo que esté en su mano» para proteger a su población.
El funcionario hablaba esta semana sin tapujos de una «militarización de Europa» y que este paso echa por tierra el esfuerzo realizado para lograr una solución pacífica a la crisis de Ucrania. El gobierno de Moscú, con el presidente Putin a la cabeza ya ha manifestado que tomará las “medidas necesarias» para hacer frente a esa nueva amenaza europea. «Vemos que la Unión Europea está debatiendo ahora activamente la militarización de Europa y el desarrollo del segmento de defensa”, afirmaba Peskov, lamentando que para el Kremlin “la Unión Europea está situando a Rusia como su principal adversario».
«Podría ser potencialmente un tema para nuestra profunda preocupación y para el hecho de que habrá necesidad de tomar medidas de represalia apropiadas para garantizar nuestra seguridad», apostilló. No es la primera vez que el representante gubernamental tiene que convocar a los medios para explicar la postura del Kremlin.
El jueves, Peskov declaró que el discurso por el rearme de Europa iniciado por Macron «se lleva a cabo con un propósito hostil», explicando la negativa de su gabinete a un posible despliegue de fuerzas europeas en Ucrania tal y como quieren Francia y el Reino Unido, a la vez que acusó a Zelenski de querer continuar la guerra, manifestando que armar a Ucrania «no es un plan de paz».
Mientras, el gobierno de Putin mira de reojo a la Casa Blanca tras las declaraciones de ayer de su presidente, Donald Trump, en las que apremiaba a la parte rusa a dar un paso adelante para llegar a un acuerdo de paz con Ucrania, considerando la posibilidad de imponer sanciones, esta vez «a gran escala» a los bancos rusos y nuevos aranceles, hasta que se alcance el alto el fuego y el acuerdo final de paz.
Fuente: La Razón
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