viernes, 14 de febrero de 2025

Visto para sentencia el juicio a Rubiales y el juez respira: «Aunque parezca mentira, hemos acabado»

 

El expresidente de la RFEF no ejerce su derecho al turno de última palabra en la última sesión, en la que los abogados de Ángel Vilda, Albert Luque y Rubén Rivera piden su absolución

«Pues con esto aunque parezca mentira hemos acabado. Visto para sentencia». Con estas palabras el magistrado de la Audiencia Nacional José Manuel Clemente Fernández-Prieto ha puesto el punto y final a dos semanas de juicio a Luis Rubiales por su beso a Jenni Hermoso -por el que se enfrenta a una posible condena a dos años y medio de prisión por agresión sexual y coacciones-, unos hechos que ya están solo a expensas de la decisión del juez. En la última jornada, el expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) ni los otros tres acusados -el exseleccionador Jorge Vilda, el que fuera director deportivo de la selección Albert Luque y el exresponsable de Marketing Rubén Rivera- han declinado hacer uso de su derecho a la última palabra. Antes, los abogados de Vilda, Luque y Rivera, para quienes la Fiscalía pide una condena de año y medio de prisión por coacciones, han pedido su absolución en sus informes finales.

En su alegato, la defensa de Ángel Vilda ha puesto todo su empeño en intentar sembrar la duda en el juez sobre la veracidad de la versión de Rafael Hermoso, hermano de la futbolista internacional, al que ha tildado de «exagerado». No en balde, es la principal prueba de cargo para acreditar las supuestas coacciones de Vilda para intentar convencer al hermano de Jenni Hermoso para que secundara públicamente la versión de Rubiales. El letrado Luis Jordana ha manifestado que incluso aunque su versión fuera cierta, los hechos que se atribuyen a Vilda «no encajan en el delito de coacciones». «Rogar no es es intimidar ni coaccionar», ha afirmado.

El abogado de Vilda: «¿Esto es una intimidación? ¿De qué?»

Al acudir a hablar con Rafael Hermoso en el avión de regreso a España, ha recalcado el letrado, Vilda «piensa en la selección y en la jugadora, por la que siente un especial afecto porque la conoce hace años». Y ha defendido que acudir a hablar con él, advertirle de que tuviera en cuenta las posibles consecuencias personales y profesionales «por la repercusión mediática» y ofrecerle una supuesta «recompensa» (un trabajo en la RFEF en el futuro) si accedía a grabar un vídeo respaldando la versión de Rubiales -como mantiene Rafael Hermoso- es en todo caso «totalmente ajeno a cualquier ánimo intimidatorio». «¿Esto es una intimidación? ¿De qué? ¿Con qué mal se le está amenazando?», se ha preguntado el abogado de Vilda.

La defensa de Vilda ha puesto en duda la veracidad de la declaración de Rafael Hermoso en el juicio, teniendo en cuenta que él mismo admitió haber mentido ante los medios para «proteger» a su hermana cuando restó importancia al beso. «No sé cual es la vara de medir que tiene el Ministerio Público», ha afirmado en un recado a la Fiscalía, para decir que en el juicio sí dijo la verdad. «Yo no creo que Rafael Hermoso mienta, creo que es un exagerado», ha señalado.

Con las pruebas practicadas en el juicio, ha concluido, pretender fundamentar una condena por coacciones a Vilda «es casi una osadía».

Por su parte, Jorge Navarro, abogado de Albert Luque (a quien la Fiscalía señala por sus supuestas presiones en Ibiza a Jenni Hermoso y a su amiga Ana Ecube para que respaldara a Rubiales), ha puesto de relieve en su informe -en el que ha comparado la situación de su defendido con la del protagonista de «El proceso» de Kafka- que al ex director deportivo de la selección masculina «le están pidiendo año y medio de cárcel» por «intentar mediar entre dos amigos».

«¿La conducta de querer hablar con una persona es delictiva?», se ha preguntado el letrado. Y ha recordado que Jenni Hermoso le escribió un mensaje, tras su negativa a hablar con Luque, en el que afirmaba que «aunque no quiera hablar con él sabe que está haciendo lo correcto».

Finalmente, el abogado de Rubén Rivera ha destacado el carácter «inusual» de este procedimiento, que según ha puesto de relieve las acusaciones se han empeñado en convertir en «una macrocausa». «Es sorprendente el empeño de la Fiscalía para que este procedimiento salga adelante», ha llamado la atención aludiendo incluso a «algún tipo de interés ajeno» al proceso. «Yo tengo la teoría -ha asegurado- de que solo lo del beso no era suficiente» para lo que ha definido como una «exhibición de fuerza por parte del Estado contra la Federación Española de Fútbol». Hacía falta, ha añadido, construir un relato que «describe a la Federación como una mafia con todos ellos coordinados» para coaccionar a Jenni Hermoso.

«Que pidamos un año y medio de prisión y 50.000 euros de indemnización por estos hechos, ¿es normal?», se ha preguntado sorprendido tras referir que a Albert Luque se le ha sentado en el banquillo «por cargar un móvil» y por intentar que Jenni Hermoso hablase con Albert Luque o con Miguel García Caba, en esas fechas responsable de Integridad.

El alegato de la defensa de Rubiales

En la jornada de ayer, la abogada de Rubiales aseguro que en el juicio ha quedado probado que «hubo consentimiento» y aunque admitió que fue una «conducta inadecuada», defendió que no es delictiva.

Según Olga Tubau, se trató de una «manifestación de alegría incontrolable» plasmada en un beso en los labios que, según defendió, «no constituye un delito de agresión sexual», por lo que pidió su absolución. «No podemos confundir el pecado con el delito, es decir, lo socialmente y moralmente reprochable con lo penalmente condenable», enfatizó en su alegato final.

La defensa del expresidente de la RFEF fundamentó ese consentimiento en la conducta posterior de Jenni Hermoso, que en una entrevista con la cadena Cope sobre el terreno de juego tras el incidente restó importancia a lo sucedido en tono de broma. Una actitud de broma que, recalcó, «es muy poco coherente con ese sufrimiento en que caen inmediatamente» las personas que han tenido que pasar «una experiencia tan terrorífica».

Además, puso en valor el informe pericial que las acusaciones han desacreditado (porque la intérprete del perito, sordo, era su secretaria) y que concluyó que Rubiales le preguntó a la futbolista si podía darle un «besito» (él había hablado antes siempre de un «piquito»), aunque en ningún caso pudo revelar si hubo respuesta de Hermoso porque se encontraba de espaldas a la cámara.

La letrada reconoció, como el mismo Rubiales admitió, que «metió la pata» por no haberse limitado a su papel institucional como presidente de la Federación y comportarse, por contra, «como un jugador de fútbol».

Fuente: La Razón

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