Los conceptos emitidos en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor
Por Javier Fuentes
Politólogo y Teólogo.
Reside en N.Y.
Este artículo debería tener el título: necesitamos mayor respeto; pero como sabemos leemos por la curiosidad que nos provoca un titular. Y preferí el que tiene.
Con el que quiero mostrar el aporte de la Diáspora y también exigir que los epítetos de frente o de espalda que se les dicen terminen.
Les presentaré a aquellos que no tienen memorias o están en la Luna. Sin antes dejar de recordarles que cuando su situación empeora salen huyendo a EEUU o Europa a clamar por nuestro socorro.
Y de inmediato aquí están las cifras.

En el año 2025, el presupuesto nacional de la República Dominicana alcanzará RD$1,681,728.1 millones, un monto significativo que refleja las prioridades del gobierno en áreas clave como educación, salud e infraestructura.
Veamos algunos renglones del presupuesto 2025.
Educación: RD$242,463.5 millones (14.4% del total), un área que continúa siendo una de las principales prioridades para el gobierno, reflejando su compromiso con la educación de calidad como motor del desarrollo.
Salud: RD$168,172.3 millones (10.0% del total), una inversión necesaria para garantizar el acceso a servicios de salud dignos y de calidad para todos los ciudadanos.
Infraestructura: RD$140,000 millones (8.3% del total), destinados a proyectos de infraestructura vial, energética y de telecomunicaciones para apoyar el crecimiento económico.
Otros sectores clave incluyen seguridad, justicia y programas sociales, con asignaciones significativas que buscan abordar las desigualdades y mejorar las condiciones de vida de la población.
Sin embargo, el presupuesto se ve marcado por un déficit de RD$448,007.1 millones, equivalente al 3.1% del Producto Interno Bruto (PIB).
El déficit resalta la profunda brecha entre los ingresos y los gastos del gobierno, lo que ha llevado al país a depender de fuentes de financiamiento -empréstitos- externos.

En este contexto, las remesas enviadas por los dominicanos que residen en el exterior, superan los USD 10,000 millones anuales y, juegan un papel crucial en la estabilización de la economía.

A pesar de su importancia, estos dólares que entran al país también plantean un debate sobre el respeto y reconocimiento adecuado a la diáspora por su aporte.
Las remesas enviadas desde el exterior son más de seiscientos mil millones (RD$600,000) al año, una cifra que no solo alivia la pobreza de millones de familias, sino que también se posiciona como uno de los principales motores de la economía nacional.
Con una tasa de cambio promedio de RD$60X1 dólar, las remesas constituyen el 35.7% del presupuesto nacional que supera con creces el déficit proyectado para 2025.
Y sin contabilizar el flujo en envío de cajas de comidas, ropas, medicinas y miles de dólares en los bolsillos para gastar en los colmados, supermercados y bares de los barrios.
Este flujo constante de divisas ha sido fundamental para sostener el consumo interno, impulsar la creación de pequeños negocios y estabilizar el tipo de cambio.
Es decir, estabilidad macroeconómica.
Sin embargo, como señalan varios economistas, “aunque las remesas contribuyen al bienestar de millones de dominicanos, también generan una dependencia que puede obstaculizar el desarrollo económico a largo plazo”.
El déficit presupuestario de RD$448,007.1 millones refleja los desafíos fiscales que enfrenta la República Dominicana.
Este déficit nos presenta la escasa capacidad de recaudación fiscal, que se sitúa por debajo del promedio regional, lo que obliga al gobierno a recurrir a fuentes externas de financiamiento.
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