Por David R. Lorenzo
La entrevista es un género periodístico cuyos elementos principales son las preguntas, respuestas, opiniones e interpretaciones en las cuales se debe procurar discutir el fondo de un tema, dirimir conflictos, intentar buscar la verdad sobre un caso de interés público, lograr nuevas informaciones y proporcionar un análisis de profundidad sobre lo tratado.
Pero, su función principal es obtener información sobre un determinado tema de interés, para conocimiento del público, pero nunca debe ser un objetivo mercurial del entrevistador.
Una práctica pecaminosa que se ejerce durante un gran tiempo, y que desvirtúa y viola los principios éticos del periodismo, es el cobro al entrevistado por el entrevistador, ya sea éste periodista, se crea periodista, sea locutor o se llame comunicador.
Ese cobro ilegítimo se produce en ciertos periódicos, programas de radios y televisión de diversión, farándulas, noticias, deportes, interactivos, y ahora en You Tube y otras plataformas digitales.
Hay productores que se jactan en decir, que ningún político, ni ningún otro personaje se sienta en su espacio si no paga por la entrevista, lo que lo convierte en prácticamente un inmoral.
Hay programas en la República Dominicana, que los entrevistadores no son los que cobran, sino los asistentes o productores del programa, incluso, hasta con el conocimiento y la permisibilidad de los propietarios del medio, y otros ni siquiera les cobran, sino que mandan facturas a las oficinas o casas de los entrevistados, sin que a éstos se les haya comunicado que les iban a cobrar.
Sobre el particular, elaboré un decálogo de principios el cual considero debería regir la relación del entrevistador y el entrevistado, que expongo a continuación:
1.- Nunca se debe cobrar por las entrevistas, por ser parte del lado oscuro del periodismo, y una conducta antiética, inadmisible e inaceptable.
2.- No se puede pedir ni directa, ni indirectamente al entrevistado, ni para sí, ni para terceros, incluyendo familiares y amigos, dinero, publicidad, dádivas, regalos, casas, empleos, favores y promesas, entre otras cosas, ni durante la entrevista, ni después de ella.
3.- No se debe sugerir al entrevistado hacerle la nota del programa y difundirla a cambio de un pago.
4.- No se deben aceptar regalías, dinero u otros favores del entrevistado, aún sea por su iniciativa.
5.- Se debe entender que el periodista que pide dinero por entrevistas o acepta que le regalen, pierde credibilidad y será un tachable de por vida.
6.- El funcionario o cualquier otra personalidad relevante que acepte pagar por ser entrevistado, contribuye a la corrupción del periodismo.
7.- Por muy amigo o seguidor del entrevistado, el entrevistador no debe prestarse a elogios, halagos y exaltaciones, ni por amiguismo, ni por dinero, sino hacerle con el debido respeto, las preguntas que lo pongan a pensar, que puedan ser difíciles y que le interesen a la gente.
8. Se debe entender que los programas de entrevistas se deben costear con los aportes de los anunciantes, o en última instancia, con los recursos del productor, pero nunca con los del entrevistado.
9.- Por mucha precariedad que el periodista tenga, sus principios éticos no deben ser quebrantados.
10. El periodista debe actuar simple con doble honor, y ser como el pámpano de la vid, que produce buenos frutos, y no como el tamo, que arrastra el viento.
Probablemente en todas las generaciones han existido los inescrupulosos, los sinvergüenzas y los carentes de éticas, que les importa más el dinero, que la moral y la reputación, pero, afortunadamente, también han existido los contrarios, los que practican los nobles principios.
En esa dicotomía no nos debe importar que en muchas ocasiones los inmorales lleguen más rápidos, sean más famosos o más ricos, porque todo eso, conseguido de esa forma, lo debemos tener como basuras, ya que el cobro por las entrevistas es y seguirá siendo parte del lado oscuro del periodismo.
Post data: El autor es periodista y abogado de la República Dominicana y director del periódico digital: “libertaddeexpresión.net”