En el marco de la 28.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), la Organización Mundial de la Salud (OMS) se suma al colectivo mundial de profesionales de la salud para pedir que los efectos del cambio climático en la salud ocupen un lugar central en las negociaciones de la conferencia. Bajo el manifiesto, que se debe dejar de excusas y situar la salud de las personas en el centro del debate y asumir la salud de las personas en todo el mundo la OMS planteó su posición.
El colectivo mundial de la salud quiere llamar la atención sobre las diferencias en los niveles de financiación de los sistemas de salud en el mundo y en la necesidad de buscar nuevas fuentes de financiación. Concretamente, es de vital importancia dejar de utilizar y subvencionar los combustibles fósiles y destinar más fondos a dotar los sistemas de salud de recursos que les permitan hacer frente al cambio climático.
La OMS, se unió a dicho colectivo levantando la voz para pedir que los líderes del mundo asuman responsabilidades a fin de mejorar la resiliencia de los sistemas de salud, reducir las emisiones y priorizar la salud. A este respecto, los objetivos del primer Día de la Salud que vamos a celebrar son concienciar más ampliamente sobre los efectos del cambio climático en la salud e integrar la salud en las actividades mundiales de lucha contra el cambio climático.
El doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, expresó que ‘’No hay alternativa: los dirigentes mundiales han de priorizar la salud si quieren que nuestras sociedades sean capaces de resistir los efectos del calentamiento mundial y recuperarse bien de ellos. En Dubái, han de dejarse de circunloquios y reconocer los enormes beneficios para nuestra salud y nuestro bienestar de actuar más decididamente contra el cambio climático. La salud de la humanidad y nuestras economías lo necesitan con urgencia.’’
La OMS muestra que, las defunciones relacionadas con el calor entre los mayores de 65 años han aumentado un 70% en todo el mundo en las dos décadas más recientes. La actual crisis climática, que vive el mundo pone en peligro los medios de subsistencia y la vida de las personas, y afecta también a los sistemas alimentarios, en un contexto de gran crecimiento demográfico, y a las fuentes de agua, que son cada vez más escasas, por ende poniendo en riesgo la salud de millones de personas.
Según los datos publicados por la OMS, la contaminación del aire provoca cada año 7 millones de muertes prematuras. Para proteger la salud de las personas y obtener resultados sostenibles, hay que adoptar medidas urgentes de mitigación, entre ellas la transición a fuentes de energía no contaminantes.
En este sentido, el sector de la salud es consciente de que sus propios sistemas generan emisiones y es partidario de reducirlas mediante la descarbonización, la digitalización de la medicina y la adopción de prácticas sostenibles en los hospitales y establecimientos de salud para recortar drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero, que equivalen al 5% del cómputo mundial.
Actualmente, más de 1000 millones de personas tienen que ser atendidas en establecimientos de salud cuyo suministro eléctrico es inestable o inexistente. Por ello, el colectivo mundial de la atención de salud pide que se proporcionen cuanto antes energías no contaminantes a los centros de salud de los países de bajos ingresos que carecen de electricidad
Sin dudas que se trata de un reto para los sistemas de salud de todo el mundo. Por lo que es indicado reforzar los sistemas a fin de que resistan los efectos climáticos, reduzcan sus emisiones de carbono y sean más sostenibles. Según los expertos, de no actuarse con rapidez, el cambio climático tendrá efectos devastadores en los sistemas de salud de todo el mundo.