POR YUDELKA JIMÉNEZ
El cooperativismo de ahorros y crédito, aunque de manera informal llegó al país a mediado de 1945, no fue sino un año más tarde, es decir en el 1946, que es cuando de manera un tanto más formal, se conoce de esta nueva modalidad de lo que es el sistema cooperativista en la República Dominicana.
Este novedoso sistemas llegó primero a la comunidad capitaleña de Manoguayabo, y fue traída por el sacerdote, Alfonso Chafe, y más luego incorporándose pero en la zona de Bayaguana, que pertenecía en esa época a la capital dominicana y muy próximo a Monte Plata, por el también sacerdote, Santiago Walsf, ambos de la orden Scarboro.
Sin embargo, al ver estos aguerridos sacerdotes, que el sistema que habían implementado estaba siendo de mucha utilidad por el grueso poblacional de esas comunidades, la orden Scarboro decide traer desde Canadá, a un experto en la materia, al sacerdote Pablo Steele, quien es llevado directamente a San Francisco de Macorís, que es donde se funda la primera cooperativa en esta región del país.
A pesar de que en las diversas sociedades tercermundistas, se ha propalado la falsa idea de que el tema de los números a través de este tipo de entidades (cooperativas) es solo para hombre, debemos decir, que gracias al esfuerzo y a la educación, capacitación y dinamismo que sobre el tema hemos tenido las mujeres de nuestro país, hoy por hoy, muchas de estas entidades son gerenciadas, manejadas o dirigidas hasta en los máximos organismos superiores, entiéndase los diferentes concejos que por ley deben regir las mismas, precisamente por mujeres.
Por ejemplo, quien escribe, ocupa la delicada función de Gerente General, de Cooperativa La Unión, junto a un valioso y formidable equipo que me acompaña, y el cual, unido a los diversos concejos y como una gran familia, tomamos aquellas sabias decisiones para el fortalecimiento y el bien común de todos nuestros asociados y por qué no, de las sociedades en donde como entidad crediticia y de servicios tenemos sucursales, como son Tenares, San Francisco de Macorís y Cabrera.
Ahora bien, no solo quien escribe es gerente de una cooperativa en nuestra provincia Hermanas Mirabal, que es el tema que nos ocupa en estos momentos.
Para llevar una orientación precisa y más acabada sobre los importantes roles que como mujer venimos desempeñando, sobre todo, al ser este mes de marzo, el tiempo convenido por las Naciones Unidas para dedicárnoslo a nosotras, todo esto, para crear conciencia de que la mujer al igual que el hombre es un ente de desarrollo colectivo e integral y así nos lo dice la historia desde los tiempos más recónditos de nuestra conciencia.
Sin embargo, sería mezquino no reconocer el galante papel cooperativista que en Hermanas Mirabal hacen nuestras colegas gerentes, las que día a día se vienen esforzando al igual que nosotras, desde nuestras Coopunión, de llevar soluciones a todos y cada uno de los rincones de nuestra provincia.
En este sentido, podríamos mencionar a las colegas gerentes cooperativitas, Miledys Bloise, de Cooperativa Salcedo (Coopesa); de Cooperativa País (Cooppáis) está nuestra amiga Yomaira Rivas; recientemente en la Cooperativa Popular (Coopopular sucursal Salcedo), estuvo Danfy Salcedo; Hermanas Mirabal (Coophermanas Mirabal) por Giselda Fernández, mientras que Cooperativa Vega Real, sucursal Tenares por la simpática Patricia Espinal, todas ellas mujeres de gran valía y coraje cooperativista, que vienen haciendo al igual que nosotras desde Coopunión, un gran trabajo por el desarrollo y el fortalecimiento de nuestros asociados.
Lo anteriormente señalado, nos da a entender, el fuerte liderazgo que nuestro sector femenino tenemos en la rama cooperativista, esto, claro, teniendo como complemento a nuestro sexo opuesto, (hombre) quienes vienen también a contribuir con el desarrollo que nosotras las mujeres estamos teniendo dentro del esquema financiero no solo de esta provincia Hermanas Mirabal, sino de todo el territorio nacional, a través de las cooperativas.
De manera pues, que en estos momentos, en donde el mundo ha estado evolucionando con sus rotarianas ruedas del desarrollo integral de las ciudades del mundo, en donde Hermanas Mirabal no es la excepción, podríamos decir que como género nos sentimos más que complacidas orgullosas por el trabajo y los diversos roles que en esta y otras materias nos ha tocado desempeñar.
Finalmente podríamos decir, que muy a pesar de las grandes responsabilidades que tenemos y sobre todo del papel que en esta parte de nuestras vidas en donde además de ser madre, esposa y amas de casa nos ha tocado desempeñar, pues diremos como trompetas femenina responsable, que nos continuaremos desarrollando como persona, y desarrollando nuestras empresas a la que nos debemos, todo esto, para beneficio no solo de nuestro género, el femenino, sino además para de esta manera continuar contribuyendo al progreso de nuestras ciudades y de nuestros asociados de manera muy particular.
La autora es Gerente General de Cooperativa La Unión.