POR Miguel SOLANO Tengo un móvil HUAWEI Y9 y es el único celular que no me ha fastidiado la comunicación. Y aunque usted no me crea he tenido todas las marcas, esas consideradas buenas y famosas. HUAWEI es ya la segunda compañía del mundo en ventas de aparatos móviles. ¿Cómo lo logró? Impulsó calidad a sus productos, les envió a sus competidores la clara señal de que el precio no sería el que impondría la capacidad de selección de los consumidores y creó una plataforma de servicios capaz de satisfacer las necesidades de los clientes. Es decir, se aferró a las sabias necesidades del mercado. Y como el mercado es una guerra implacable, pelea apegada a “El arte de la guerra”. Cuando Abinader tomó las riendas de la administración pública, ejecutivos de HUAWEI Visitaron las instalaciones del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL) y prometieron renovar dicho proyecto para mejorar la conectividad del país con un diseño que permitiría una efectiva apertura del año escolar 20-21. Pero, como en el 1965, llegaron los gringos. Y llegaron como siempre :Sin intenciones de resolver los dilemas, pero muy dispuestos a imponer restricciones a los negocios del Estado Dominicano para que la tecnología yanqui pueda competir. ¿Por qué no ofrecen una solución más favorable? Porque no la tienen. Si tuviesen capacidad competitiva no impondrian restricciones, hicieran show para demostrar el poder tecnológico de USA. Parece que tal como le hizo Mike Pompeo a Danilo Medina, keith krach, subsecretario para el desarrollo económico y medio ambiente, llamó a Luis Abinader y le ordenó : “¡eche pa’fuera ese negocio¡ Cero negocio con China…” Y Luis, Abinader, el pobre, salió a la prensa diciendo que por razones de seguridad nacional, República Dominicana limitaba los negocios con China. Abinader, el rico, no explicó cómo China amenaza la seguridad nacional, no liberó información de cómo los chinos que vendrian como turistas tendrían todas las informaciones sobre los dominicanos y se dedicarian a robarles, secuestrarles y matarles. Tampoco explicó cómo los chinos se robarian el enorme y muy secreto desarrollo científico nuestro y mucho menos explicó cómo los chinos se llevarían a los haitianos del país y dejarían a la industria de la construcción huérfana de manos esclavas. El gran crimen a nuestra economía está en que el gobierno ignora que China es el único país de dónde podemos obtener nuevos turistas. Lo que te quiero decir es que cada vez que un presidente dominicano quiere ocultar su importancia frente a los poderes imperiales asume el ridículo papel de patriota. Y el genial argumento resulta ser la seguridad nacional. Ni siquiera en la Constitución de Los Estados Unidos de Norteamérica se define qué es la seguridad nacional. Así que cualquier payaso, como TRUMP, puede invocarla sin tener que explicar. A veces, algunos idiotas que se visten de sabios invocan la privacidad de las informaciones personales. Y ahí el gran ridículo. La Junta Central Electoral hizo público, y está muy bien que lo hiciera, todas las informaciones personales. Usted va a un banco y su cédula fluye, usted va a una tienda y su data crédito fluye, un AMET te detiene y tus datas fluyen… ¿Y queremos acusar a los chinos de robar información? Pues a pesar del gobierno enviar señales tan claras de su sometimiento, los gringos quisieron humillar más. Y el martes pasado, 17 de noviembre, la embajadora de Estados Unidos, Robin Bernstein, junto al subsecretario krach, estuvieron en el despacho de Abinader por más de 2 horas. Al final de la reunión de órdenes, el presidente Abinader aseguró que se llegó a un acuerdo, por el bien de la patria, para limitar las relaciones con China. La historia confirma que el PRD, ahora PRM, no da presidente de más de 4 años. Un presidente que ignora la libertad comercial establecida en nuestra Constitución, un presidente que quiere imponer restricciones al desarrollo científico y económico, un presidente que pretende manipular la ley para mostrar capacidad de sumisión, no tendrá la oportunidad para un segundo período sino que le será muy difícil sostener el primero.