Por Rafael Concepción Báez
Nueva York.- Un mercenario (del latín merces, - edis, «pago») es un soldado o persona con experiencia militar que lucha o participa en un conflicto bélico por su beneficio económico y personal, normalmente con poca o nula consideración en la ideología, nacionalidad, preferencias políticas o religiosas con el bando para el que lucha. Generalmente, se los menciona como asesinos a sueldo, sicarios, etc. Sin embargo, cuando este término (mercenario) se usa para referirse a un soldado de un ejército regular, se considera normalmente un insulto a su honra.
El soldado, que representa a su nación, está dispuesto a luchar por una causa que es de su comunidad o país. Sin embargo, el mercenario lo hace solamente con ánimo de lucro. De ahí que a los mercenarios se los conozca también como soldados de fortuna.
En el periodismo dominicano existen también mercenarios, que son columnistas ocasionalmente contratados por un bando o dirigente político, a fin de crear división en un partido, atacar a un candidato, crear confusión política y otras maniobras.
Muchos periodistas trabajan oficialmente para el gobierno de Danilo Medina, al igual que otros lo hacen para el expresidente Leonel Fernández. Hay un tercer grupo que se desempeña como periodistas de fortuna. Orlando Gil, era un periodista honesto, de los tiempos de su colega Orlando Martínez, ex Director de la Revista ¡Ahora! y legendario columnista de El Nacional que fue asesinado por el gobierno de Joaquín Balaguer.
Pero escribir una columna apenas alcanza para comer, de modo que hay que buscar recursos económicos de otra manera, por eso Gil es ahora un periodista de fortuna (equivalente a un soldado de fortuna).
Como es su cotidianidad, Orlando Gil vuelve a escribir por encargo, sus últimas dos columnas, no dejan lugar a dudas. En las mismas hace insinuaciones y alusión al sector mayoritario del PRM.
En su columna del martes 19 de junio en el periódico Listín Diario, se refiere de manera crítica y airada a la asamblea nacional de delegados del PRM. Quienes les encargaron escribir sobre este evento, les narraron y condicionaron a publicar la parte que ellos entendían más les convenía.
Gil cuestiona de manera interesada, aviesa y mal intencionada la ausencia previamente anunciada y justificada del presidente de la CNO Tony Raful y el trabajo que por mandato del máximo organismo de dirección del partido realizó durante la asamblea el Lic. Orlando Jorge Mera.
Lo leído por él, fueron resoluciones emanadas y firmadas por los miembros de la Comisión Nacional Organizadora (CNO) que estaba compuesta por partes iguales de los dos Sectores más representativos del partido.
Si hubo complicidad para hacer cualquier travesura de las que hace alusión Gil, ambos grupos son responsables en la misma proporción. Y si alguno tiene mayor cuota de responsabilidad, es precisamente el grupo que está quemando por abajo, como lo cita en su artículo.
Algo en lo que podríamos asignarle razón, es que hubo una irresponsabilidad del sector que vive soplando la candelita por abajo. Al invitar a dirigentes del exterior a perder su tiempo de trabajo, sufrir el desplante y gastar dinero innecesario a sabiendas de que el proceso convencional del exterior no se había concluido y por tanto estaba indefinido.
Citando de nuevo al soldado de fortuna, si los seguidores de Hipólito Mejía se sintieron burlados durante el evento, fue por la aptitud irresponsable de los dirigentes de ese grupo en el exterior que los invitó. Algo que no sucedió con los miembros del sector de Luis Abinader, quienes salvo honrosas excepciones no asistieron siguiendo las correctas orientaciones de sus dirigentes.
Sobre la aplicación de la proporcionalidad: También le contaron mal, pues el reglamento de la convención para bien o para mal, solo permitía la inscripción de planchas plurinominales a los candidatos a presidentes del Partido. Aunque después se flexibilizara por y para conveniencia del partido que está por encima de todos los demás intereses.
Nuestra recomendación a Orlando Gil es que siga sirviéndole al gobierno y deje a los perremeistas en paz.