En la República Dominicana, los profesionales del periodismo que nos encontramos organizados a través del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), aun no contamos con una ley propia que reconozca el desempeño de nuestras funciones y que nos permita el pleno goce de nuestros derechos, amparado en un régimen de pensiones y jubilaciones meritorio y exclusivo para el gremio.
La caja de pensiones y jubilaciones sigue siendo tema de gran preocupación para los profesionales de la comunicación, quienes decidimos consagrarnos y abrazar por completo, el desempeño efusivo de la carrera por vocación, servicio y compensación.
Quiero en este artículo hacer mención de un tema sumamente delicado e importante. En agosto de este año, el presidente Danilo Medina Sánchez, bajo decreto presidencial, otorgó aproximadamente 40 pensiones a periodista que se “supone” cumplan los criterios y requisitos de lugar en beneficio de los integrantes de la institución; Pero como dice el adagio, del dicho al hecho hay un gran estrecho. Y es que estamos plenamente convencidos que la Ley 379 sobre pensiones y jubilaciones sólo se concede a empleados públicos y funcionarios que hayan prestado servicio en cualquier institución o dependencia del estado. Así lo establece el artículo uno (1) de la misma ley.
Debemos propugnar por un proyecto de ley que sea sometido al congreso, contemplando su aprobación en beneficio de los profesionales de la institución.
El compromiso de toda directiva gremial consiste en detectar los desafíos, debilidades y exigencias que padece el gremio, asumiendo con responsabilidad las actitudes favorables a corto o largo plazo en pos de superar los desaciertos. Esa debe ser una de las premisas fundamentales de quienes han sido elegidos por mayoría a través de las votaciones en las urnas.
Asumir la conducción de un gremio a partir de parámetros y líneas partidistas, constituye un agravio inminente y de muy mal gusto que no debería permitirse bajo ninguna circunstancia. El profesional que permite la introducción indecorosa de los intereses partidistas, con el propósito intencional de dominio y control de ciertos objetivos a lo interno de la entidad, violenta automáticamente el artículo 2, parrafo1 de la Ley 10-91 del Colegio Dominicano de Periodista.
Lo ideal sería asumir con determinación y vehemencia, un periodismo que se identifique por su condición inherente profesional y gremial, a desarrollar los aspectos institucionales, entonando sobre todo los valores morales, apegado a la ética profesional y la expresión de la verdad como compromiso.
El ejercicio periodístico en nuestro país, atraviesa por situaciones de crisis muy notable, evidenciándose en todo el sentido de la palabra, debilidades institucionales desde lo económico, social, moral y hasta en los aspectos organizativo y gremial.
La independencia y autonomía de un gremio, constituye ser el eje trasversal y fortificable de sus miembros, garantizando estabilidad, seguridad y permanencia en los planes que se propone desarrollar la agrupación, en función de su desempeño a través de fuentes periodísticas, documentación, fotografía, radio televisión y medios digitales.
Es por eso, la importancia que reviste, descongestionar el gremio de toda influencia partidista y arraigo que signifique dependencia de cualquier índole; lo que nos conduce a crear las condiciones necesarias para desmontar los esquemas continuos que permanecen enquistados en una conducta psíquica- mental y emocional, propia de quienes lo asumen como cultura.
Anhelo que construyamos todos juntos, la institución gremial que nos merecemos, apartando de nuestro interior, mente y corazón todo lo que pueda ser motivo de controversia, división, vanguardismo y sectarismo. Donde podamos gozar de un verdadero Colegio Dominicano de Periodistas.
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